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La labor de los socorristas de playa se activa en el mes de mayo hasta el mes de septiembre , siendo los meses de verano los de más actuación. Can Pastilla y s'Arenal cuentan con un grupo de 46 vigilantes, cinco son mujeres, y todos ellos están formados en un curso de tres meses donde aprenden primeros auxilios, además de desarrollar pruebas físicas que los forman ante cualquier anomalía. Las lesiones más atendidas son picaduras de medusa, pero este año se han reducido, apareciendo las de pez araña y registrando unas diez picaduras diarias. Además, tratan paros cardíacos y bajadas de presión que afectan más a personas mayores.

La vigilancia se hace desde siete torres que van desde Don Diego hasta Can Pastilla, contando con un vigilante y un 'oscar', el que camina. En la central se recogen todos los cambios e intentan resolver las emergencias. «Siempre es gratificante poder salvar la vida de alguien», declara la socorrista Lupe Vila que, además, propone un aumento del número de torres con una distancia media de 500 metros.

Nuria Morillas/Natalia Covas

Fotos: Raúl Valero