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El Govern repartirá, a través de los ayuntamientos, 200.000 ceniceros biodegradables para evitar que se arrojen colillas en las playas. La iniciativa, que se desarrolla desde hace cinco años, intenta reducir el número de colillas en las playas. Las colillas tardan entre dos y cinco años en desintegrarse y son un grave problema medioambiental en la costa.

El director general de Calidad Ambiental, Josep Lliteres, presentó ayer la campaña de este año acompañado por representantes de la Fundación Jóvenes Navegates. Esta fundación, que realiza un programa de verano con 100 jóvenes con problemas sociales a bordo del velero Galaxie, colaborará en concienciar en la necesidad de usar estos ceniceros.

Lliteres comentó que no hay cifras fidedignas sobre las colillas que llegan a acumularse en las playas. «Recoger las colillas con las máquinas que limpian la arena es imposible. Por este motivo, las colillas permanecen en la arena prácticamente toda la campaña de verano», explicó el director general de Calidad Ambiental.

Los ceniceros están depósitados en unas pequeñas máquinas expendedoras que están situadas en las entradas de las playas.
Los ceniceros son de cartón ignífugo reciclable y biodegradable. Asimismo, la Conselleria de Medi Ambient cuenta con ceniceros disponibles en su sede para todos aquellos ciudadanos que quieran disponer de uno.