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La ausencia de incidentes caracterizó la jornada de 24 horas de huelga convocada ayer por los trabajadores de Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM), un paro que podría ser el último si no hay marcha atrás en los acuerdos que están adoptando empleados y dirección de la empresa pública.

La huelga de ayer afectó a unos 3.000 usuarios y los elevados servicios mínimos impidieron grandes molestias. En total, se suspendieron 37 trayectos de tren (18 de ida de Palma hacia los pueblos y 19 de vuelta) y 38 en el metros. A primera hora de la mañana se registraron las mayores incomodidades. Así, el tren que llegó a Palma a las 8'30 lo hizo abarrotado de gente. Los retrasos fueron de unos 20 minutos en algunos tramos. Guillem Ramis, portavoz de los usuarios del tren, lamentó ayer que los conflictos laborales en la empresa se hayan prolongado durante tanto tiempo.

Los trabajadores prefirieron no hacer ruido ayer y dedicaron la jornada a redactar el documento que hoy presentarán a la empresa con las reivindicaciones más importantes en materia de seguridad, subcontratación y las oposiciones que se convocarán para aumentar la plantilla. Alejandro Hoyas, presidente del comité de empresa, confío en que el acuerdo se firme en breve.

Por su parte, Antoni Verger, director general de Mobilitat, destacó el cumplimiento de los servicios mínimos de ayer, aunque se había solicitado a los trabajadores desconvocarlas. Hizo hincapié en que las posturas se han flexibilizado bastante en cuanto a la composición del tribunal de las oposiciones, las titulaciones profesionales y los temarios.

Según los trabajadores, el seguimiento de la huelga fue de un 65 por ciento. Sólo 35 operarios, según SFM.