El director de esta oficina, Antoni Bennàssar, reconoció ayer que «estamos ante una generación a la que le gusta mostrarse, revelando de palabra o mediante fotos aspectos de su vida cotidiana y otros que no lo son tanto, como consumiendo alcohol, drogas, desnudos o haciendo apología de la violencia». Y «no son conscientes -aseveró- de lo que eso puede implicar en sus vidas, quizá años después, pues cuando se cuelga una foto se pierde el control sobre ella y un día alguien puede usarla en su contra, por ejemplo cuando de mayores quieran encontrar un empleo».
El peligro que implica la revelación de datos personales y, sobre todo, de fotografías en la red es una de las conclusiones del estudio «Els menors i les xarxes socials a internet», que ayer presentaron la consellera d'Afers Socials, Promoció i Immigració, Fina Santiago, y el director de la ODDM.
El libro recoge una investigación de las expertas Lourdes Alonso y Gloria Cantó, que se centra principalmente en el análisis de ocho páginas web (Infobalear, Wamba, Badoo, Fotolog, MySpace, Facebook, Orkut y Tcuento, esta última ya clausurada) que son redes sociales, en las que las autoras se han introducido con un perfil falso, haciéndose pasar por adolescentes y comprobando cómo adultos entraban en contacto con ellas e, incluso, intentaban quedar con la que creían una menor, «como fue el caso de un hombre de 62 años, cuya conversación se reproduce en el libro», explicó ayer Lourdes Alonso.
Esta persona, explica una de las autores del libro, «es residente en Valencia y llega incluso a proponer a la chica con la que ha contactado viajar a las Islas para conocerse, aunque sabe que la menor tiene 16 años». En otra conversación -añade- le pide «tu foto para saber cómo eres, foto de cabeza y de bikini como vas a la playa».
Estas conversaciones transcritas dan un a idea clara de uno de los principales peligros de la red, el establecimiento de contactos perjudiciales de adultos con menores, pero en el trabajo se mencionan otros como el ciberacoso, la ciberadicción, la inducción a realizar compras, la divulgación de imágenes de contenido pederasta o que atenten contra el honor, la revelación de datos personales o la suplantación de la identidad.
Recomendaciones
A la vista de este trabajo, la consellera realizó una serie de advertencias o recomendaciones para los padres, como que el ordenador de la casa sea de uso familiar, es decir que esté situado en un lugar común y sin ningún tipo de clave secreta del menor, para que los padres puedan hacer un seguimiento, o la importancia de informar y concienciar al joven de los peligros para que evite informar de datos personales innecesarios, como direcciones del domicilio o teléfonos, y colgar fotos ni vídeos que puedan comprometerle en un futuro.
Bennàssar recordó, además, que «la ciudadanía tiene la obligación de denunciar cualquier contenido pornográfico relacionado con menores que se pueda detectar».
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