Emoción, casi lágrimas y reivindicación. Con todo ello celebraron los cineastas de las Islas el premio que ayer entregaron a Daniel Monzón, director de la película Celda 211, nominada a 16 Goya, y el que recibió Luis Ortas, primer presidente de la Associació de Cineastes de Balears (ACIB) que se despedía del cargo. Agustí Villaronga, otro de los talentosos directores de cine que ha dado esta tierra, viajó desde Barcelona para acompañarles.
«¡Me habéis tocado el corazón, malditos, y mil gracias!», dijo Monzón, socio de honor de la asociación, cuando recibió la sencilla estatuilla, una 'c' de cineasta en metacrilato con la que ayer se inauguraba el Premio ACIB, que se entregó por primera vez. El acto tuvo lugar en el Centre de Cultura Sa Nostra de Palma.
Cariñoso con todos sus compañeros, Monzón recordó que Celda 211 ha recibido muchos premios, «el último ayer [el jueves], el José María Forqué que entregan los productores, pero éste me hace especial ilusión; no sé que decir, estoy emocionado, que se le reconozcan a uno en su tierra, porque ésta es mi tierra...». Desde la posición de previlegio que le concede el éxito internacional y de público de Celda 211, reivindicó el «talento» de sus compañeros baleares, tan poco reconocido por la clase política: «No vengo a descubrir nada, aquí hay un enorme talento, sus películas y documentales reciben premios por todo el mundo, está más que demostrado».
Y sobre el escaso interés que el cine como industria despierta en las administraciones públicas de Balears añadió: «El cine de Estasdos Unidos tiene claro que la manera de colonizar al mundo es, entre otras, la industria del entretenimiento. Si ellos consideran que el cine es fundamental para extender su cultura, el rechazo a la propia cultura es una solemne estupidez, al final nos quedaremos en un reducto como la aldea gala de Asterix».
«Que el cine es una carta de presentación maravillosa» del lugar donde se rueda una película lo tiene claro Monzón, quien aseguró que Mallorca es «es un plató maravilloso» y como tal «debería apoyarse». Por cierto, él rodó aquí La caja Kovak (2007) y escenas de El robo más grande jamas contado (2002) y para la primera no recibió ningun apoyo económico del Govern. Ahora escribe una comedia negra, prepara una coproducción y, a pesar de todo, le encantaría volver aquí con sus cámaras.
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