Basta con dejar caer un trozo de fruta sobre la arena para que en cuestión de segundos las avispas acudan a su encuentro. Y es que estos insectos «en verano andan escasos de fuentes naturales y buscan hidratarse con el agua y el azúcar que contienen las frutas o los refrescos que los turistas se llevan a la playa», explicó ayer el presidente de la Agrupació per a l'Abella Autòctona, Tomeu Gual.
Quejas
Precisamente la presencia de avispas es una de las quejas más frecuentes entre los bañistas que acuden a las cada vez más visitadas playas vírgenes. «El problema no es que haya demasiadas avispas, es que hay más y más turistas que llevan comida a la playa y eso es lo que las atrae», añadió Gual.
Aún así lo cierto es que en las horas más calurosas del día las avispas se llegan a mover en grupos de hasta cincuenta ejemplares por lo que en algunas calas se han vivido situaciones de auténtico pánico.
Aunque la presencia de las avispas es muy molesta este hecho no ha provocado ningún incremento de picaduras que hayan desenvocado en una mayor actividad en las urgencias de los centros de salud y los hospitales de las Islas, tal y como reconocen desde el Servei de Salut de les Illes Balears (IB-Salut).
Donde sí se ha notado un ligero incremento de la actividad a causa de las avispas es en las farmacias de la isla.
El presidente del Colegio de Farmacéuticos de Balears, Antoni Real, ha reconocido a éste periódico que la venta de productos para combatir las picaduras se ha incrementado en un 10 por ciento este verano con respecto a 2009.
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