Marina recordó la importancia de la participación de toda la comunidad educativa para mejorar la convivencia en los centros escolares y lamentó que «nos hemos instalado en un discurso educativo pesimista, derrotado, centrado en el déficit y eso nos está quitando muchas fuerzas».
Otro dato alarmante que puso sobre la mesa es el aumento del número de niños impulsivos, entre ellos los hiperactivos, e informó de que «la OMS cifra en alrededor del 10% el número de menores con problemas psiquiátricos graves no detectados».
Aprendizaje
Aunque reconoció que los casos reales de hiperactividad no superan el 2%, sí consideró más generalizado «el fallo en el aprendizaje de la atención», y ahí, aseguró, «tiene mucha importancia la televisión, que desarrolla una atención cautiva y, en cambio, no educamos bien el trabajo de poner atención en algo que no sea divertido».
«En un mercado bien abastecido y con un nivel de vida alto se produce un fenómeno de proliferación de insistencia en despertar deseos en los niños, a través de la publicidad, que hace que estos necesiten satisfacer inmediatamente todas sus necesidades, para enseguida pedir otras, en una secuencia sin fin», explicó. Eso está fomentando en los menores «una enorme impulsividad y provocando muchos problemas que van contra la escuela».
Por eso, concluyó, «les digo a los padres que el que sus hijos vean espectáculos de violencia o sexo en la televisión es malo, pero es aún peor que vean la publicidad dirigida a ellos».
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