Raúl Toral y Luis Fernández, los autores del estudio.

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Partiendo de la premisa de que no haya acuerdo entre los cónyuges en uno de cada dos casos (es decir, en el 50% de las ocasiones) el apellido mallorquín más frecuente en Balears, Pons, disminuiría su presencia 10 veces (de los cerca de 9.000 actuales a 900) en seis generaciones y en veinte desaparecería si se aplicase el criterio alfabético que plantea el Proyecto de Ley del Registro Civil.

Como se recordará, esta reforma plantea que si no hay acuerdo entre los progenitores para fijar el orden de los apellidos del recién nacido, la posición de éstos se determinará por orden alfabético.

Por tanto, que los apellidos que comienzan por las últimas letras del abecedario salen perdiendo con esta novedad es algo obvio, pero ahora los investigadores Raúl Toral y Luis Fernández Lafuerza, del Institut de Física Interdisciplinària i Sistemes Complexos (CSIC-UIB), han cuantificado en qué medida disminuirá o aumentará la frecuencia de un apellido, según su posición en el orden alfabético, en un periodo de tiempo determinado, una vez que se comience a aplicar la futura ley de apellidos.

Los investigadores del IFISC reconocen que «el resultado depende de la proporción de parejas que se pongan de acuerdo para escoger los apellidos y, por supuesto, de la frecuencia del apellido y de la letra por la que empiece», explica Toral.

Porcentaje

«Si fijamos el porcentaje de acuerdos en el 50%, entonces los apellidos que empiezan por las últimas letras del alfabeto disminuirán su presencia 10 veces (un 90%) antes de 5 generaciones». «Otro apellido frecuente en las Islas, Serra, del que hay unas 5.300 personas, quedaría reducido a 500 en cinco generaciones y en 19 habría desaparecido», añade el investigador.

Consideraciones de este estilo, afirma, pueden ayudar a diseñar un proceso que, siendo favorable a las políticas de igualdad, no represente ninguna variación de la distribución estadística de los apellidos.