El Club Ultima Hora contará hoy, a las 20.00 horas en el Teatre Municipal Catalina Valls con un invitado de excepción: el jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), el general del ejército Fulgencio Coll Bucher (Palma, 1948), un militar con una amplia carrera en destinos internacionales, que pronunciará la conferencia «El Ejército hoy». Coll Bucher será presentado por el comandante general de Baleares, Juan Mariano Estaún. Las invitaciones están agotadas.
El jefe del Estado Mayor del Ejército, Fulgencio Coll, invitado hoy en el Club Ultima Hora
También en Noticias
- Una joven de 27 años, herida crítica en un accidente a la altura de la UIB
- Todo listo para la inauguración del nuevo Los Rafaeles
- La motorista en estado crítico tras un accidente en la UIB es una doctora residente de Pediatría en Son Espases
- La Fiesta del Cine vuelve con entradas a 3,5 euros
- Los turistas británicos, indignados con el precio del alcohol en Mallorca: «No volveremos»
1 comentario
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
Entrevisté en el año 1974 al general Fulgencio Coll de San Simón, antecesor familiar y de la saga militar, en su despacho de presidente de la Diputación, que había sido Gobernador Civil de Guipúzcoa y que no iba al cine en Bilbao, recuerdo, para no movilizar un batallón, ya que eran los tiempos de Franco y de ETA. Esto me lo dijo a micrófono cerrado porque yo fui de los primeros pioneros que usaron el magnetofón o grabadora Philips, con teclado, para hacer entrevistas con veracidad y fidelidad, que no eran del agrado de los entrevistados. El general, autoritario, me ordenó: CIERRA ESTE CACHARRO. Lo recordaré toda la vida. Aparte, fue humano y campechano, aunque la Falange, presente en la antesala, le habían advertido que "era peligroso" y eso que la entrevista salió publicada en las páginas centrales de Baleares. (Aprovecho para recordar que mi redactor jefe era Antonio Pizá Ramón, fallecido esta misma semana, quien me había dado toda su confianza, y a quien bien recuerdo por muchos motivos profesionales. He sentido su pérdida y he recordado nuestras fervorosas partidas de dados en la Cafetería de la Prensa y sus divertidos y turbulentos amoríos con la guapa y pizpireta redactora del consultorio sentimental, que destrozaba corazones sin piedad).