Espectacular imagen del eclipse. | Pere Bota

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La tierra se interpuso ayer entre el Sol y la Luna, produciendo un eclipse total del satélite que pudo apreciarse durante una hora y 40 minutos en todo el mundo, salvo en el centro y el norte de América, y de forma especial en Baleares y en toda la zona mediterránea. El último eclipse total de esta duración tuvo lugar en el año 2000 y el próximo, con igual duración, no ocurrirá hasta 2018.
Durante el eclipse, el Sol, la Tierra y la Luna estuvieron alineados y los rayos de sol no iluminaron la Luna, que se oscureció y cambió de color, mostrándose de un tono naranja o rojizo. A diferencia de un eclipse de Sol, la Luna no se oscureció del todo porque recibió luz solar indirecta refractada desde la atmósfera de la Tierra. Las 22.00 horas fue el mejor momento para ver el fenómeno astronómico, aunque el primer contacto con la penunbra se dio a las 19.25 horas y no terminó hasta pasadas las 23.00 horas.
El fenómeno pudo contemplarse sin dificultad y sin adoptar ninguna medida extraordinaria de protección. A diferencia de los eclipses de Sol, los de Luna no entrañan ningún riesgo para la vista.