El informe anual del CES es uno de los más esperados por sus análisis de la evolución económica, social y laboral. David Pons Florit, Angels Bellinfante, el presidente del CES Llorenç Huguet, Ernest Surià y Ferran Navinés, ayer en la sede del CES en el acto de presentación del informe del ejercicio 2010. | Jaume Morey

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El presidente del Consell Econòmic Social (CES) de Balears, Llorenç Huguet, dio ayer la voz de alarma al anunciar en el acto de presentación de la memoria económica, laboral y social del CES de 2010 que «la evolución del grado de bienestar social en las Islas dependerá en 2012 de los recortes presupuestarios que haga el Govern. Si hay recortes (que los habrá) provocará una merma del nivel de bienestar social en Balears».

La preocupación del CES viene derivada de la evolución de los indicadores de desigualdad en las Islas, que han sufrido un crecimiento que se eleva al 12 por ciento desde que se inició la actual crisis económica. Este indicador del ratio de empobrecimiento en las Islas se verán afectados negativamente por los recortes previstos por el Govern en la elaboración de los Presupuestos de 212.

«Unos recortes que tienen que producirse si se quiere mantener el déficit, de ahí que pedimos la máxima prudencia al Ejecutivo autonómico en este aspecto», apunto Huguet, tras resaltar que el alza de la desigualdad en Balears a lo largo de estos últimos años ha sido «muy marcado».

Preocupación social

El CES considera que que el Govern no tiene que disminuir el gasto social público porque, «según qué políticas, éstas pueden afectar a la cohesión social».

En el informe se destaca la evolución de los indicadores económicos de las Islas. Así, según el Banco de España, la deuda acumulada durante el pasado año en Balears fue de 4.064 millones de euros, 791 millones más que 2009, lo que supone un incremento del 24,2% (ver gráfico adjunto).

Esta circunstancia ha propiciado que este alza se sitúe por encima del objetivo de déficit público fijado por el Estado para el conjunto de regiones, que era del 2% y que se corresponde con un valor estimado de 446 millones de euros. A esto hay que sumar la caída de la inversión, lo cual ha afectado a la solvencia de la economía balear y al tejido empresarial.