Damià Vidal junto a su abogado Eduardo Valdivia. | Jaume Morey

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El juicio por el ‘caso Bitel' arrancó ayer en la Audiencia con una conformidad parcial. Varios de los acusados admiten los hechos de los que les acusa la Fiscalía en mayor o menor medida. El ex gerente de la empresa, Damià Vidal también asume buena parte de las actividades, si bien no acepta los catorce años de prisión que le solicita el ministerio público.
Vidal fue el único de los acusados que se negó a contestar a ninguna pregunta. Los otros, a excepción del director financiero, Miquel Simonet, admitieron los hechos. Éste acusado sostiene que desconocía las irregularidades que se cometieron en la empresa pública.
Fraude
Además, narró cómo Vidal al día siguiente de cesar en le empresa pidió a su sucesora entrar un rato en su antiguo despacho. Allí ordenó toda una serie de transferencias desde la cuenta de Bitel a una suya propia. El resto de acusados ratificaron el papel secundario de Simonet: «Era un mandado», afirmó uno de ellos.
Vidal está acusado de defraudar 699.342 euros de la empresa pública que dirigía en los cuatro años en los que estuvo al frente. Para ello utilizó distintos procedimientos. Entre ellos, él mismo ordenaba que le ingresaran con la nómina distintos incentivos de hasta 12.000 euros. A estos sumaba pluses y horas extra sin ningún tipo de control. Vidal también empleaba sin freno la tarjeta de crédito que tenía con cuenta a la empresa pública.
Uno de los testigos, jefe de seguridad informática del Govern señaló que uno de los informes facturados por Bitel fue directamente un plagio de un documento confidencial de seguridad elaborado a instancias de la Administración.