Diego Torres y su mujer, Ana María Tejeiro, el sábado en Palma antes de declarar. | PERE BOTA

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Diego Torres entró en importantes contradiciones en su declaración del pasado sábado, sobre todo cuando trataba de incriminar a la Infanta en la trama Nóos. El ex socio de Iñaki Urdangarin insistió en que la infanta Cristina «estaba al tanto de todas las decisiones que se adoptaban», pero no aportó ningún documento que así lo acredite. El único, y del que el juez y el fiscal consideran intrascendente, es un correo en el que Urdangarin dice que va a visitar con su esposa un local en Barcelona, puesto que se están planteando cambiar la sede del instituto.

En otro momento de la declaración el juez y fiscal le preguntaron a Torres sobre la implicación de su esposa, Ana María Tejeiro, en la trama Nóos. Torres respondió que «ninguna», ante lo cual el juez y el fiscal le interpelaron: «¿Cómo es posible que su esposa, que era la directora de Recursos Humanos no tuviera conocimiento de nada y, sin embargo, asegure usted que la Infanta, que no ocupaba ningún cargo, estuviera al tanto de todo?».

Infanta

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Como se informó en la edición de ayer se esperará a la declaración de Urdangarin, el próximo sábado, para tomar una decisión sobre la posible imputación de la Infanta. Pero a día de hoy el juez y el fiscal tienen claro que no hay motivos para la imputación.

Otra posible contradicción que se ha detectado nace de la pregunta del fiscal a Torres sobre si él o Urdangarin tienen, o han tenido, algún contacto con Alberto Ruiz-Gallardón. La respuesta es un «no» rotundo, que choca con el hecho de que en 2005 el entonces alcalde de Madrid escribió la introducción de un libro que firmaron Urdangarin y Torres.

Por otra parte, entre la documentación facilitada por el exsocio del duque al juez consta la propuesta de Barcelona Summit, una idea casi calcada de las que ya desarrollaban -los documentos son de 2006- en Balears y Valencia. En este caso, Nóos proponía un foro «para reflexionar sobre el papel del mecenazgo y la responsabilidad social corporativa en el desarrollo de las biorregiones». El título era la única diferencia. Al igual que ocurrió en las otros eventos, el precio previsto era una especie de tarifa plana de la fundación: 1,2 millones de euros.