Miguel Ángel Bonet (izq.), ha comparecido ante el juez como imputado en el caso Ibatur. | Pere Bota

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El ‘arrepentido' Miquel Àngel Bonet lloró ayer en el juicio en el que se le acusa de haber defraudado más de 95.000 euros al Ibatur. El acusado escenificó su dolor por lo ocurrido el día que se cumplían -curiosamente- cinco años exactos de su detención por la policía: «Reconozco los hechos. Entonces yo estaba muy mal. Lo hice, me equivoqué. Fue un error terrorífico del que me arrepiento profundamente. Pido perdón a mi familia y a la sociedad».

Bonet llegó a asegurar que se considera culpable de la muerte de su padre un año después de su detención: «Lo voy a tener toda mi vida sobre mi conciencia». Precisamente su padre y la novia de éste fueron varias de las personas de las que se sirvió para cometer el fraude del que se le acusa. Creaba expedientes de contratación que encubrían trabajos que no se realizaban y utilizaba para ello datos de familiares y allegados. De esta manera, entre los años 2004 y 2008 puso en marcha varias adjudicaciones, todas ellas por contratos menores que luego colaba a la firma del gerente de Ibatur.

Contratos

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Los contratos tenían excusas como «el análisis de la repercusión en los medios de comunicación de la marca Illes Balears y de búsqueda de lugares singulares para acoger presentaciones en países del este de Europa».

Bonet reveló ayer en el juicio que sólo le hicieron preguntas sobre uno de los contratos que intentó colar para su firma, y que al final terminó por pasar los controles y que cobró por él más de 10.000 euros.

A pesar de que reconoce los hechos, en el juicio se analizan diferentes pruebas. La Fiscalía reclama una condena de cinco años y tres meses para el acusado, que está también implicado en varias piezas que aún se están investigando.

Sin embargo, su defensa -que ejerce el letrado Gaspar Oliver- reclama varios atenuantes más: en concreto uno por dilaciones indebidas y otro por haber devuelto el dinero. Incluso sobre la confesión que sí admitía la Fiscalía en su calificación inicial la defensa pelea para que se considere como muy cualificada. El fiscal Juan Carrau intentó acreditar en su interrogatorio que Bonet sólo habló cuando fue detenido y que no hizo referencia a otras causas en las que está inmerso. «Tardé menos de 24 horas en darme cuenta de que tenía que decir la verdad», argumentó Bonet.