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El Domingo de Resurrección se vivió ayer por todo lo alto en la Catedral de Mallorca. Una celebración que aglutinó desde primera hora a miles de fieles que, a cuenta gotas, solo podían acceder al interior del templo por la puerta de l'Almoina , donde estaba situado un escáner de seguridad. La razón no era otra que la asistencia de la Familia Real, cuya llegada estaba prevista dos horas después, a mediodía, a la misa solemne de Pascua.

En torno a las nueve de la mañana, fieles, turistas y curiosos comenzaron a llegar a la zona de la Catedral, con acceso restringido desde la Plaça de Cort y sin coches aparcados. Entre vallas y precintos, los fieles guardaron turno en la Plaça de l'Almoina para entrar en el recinto.

Altar Major

Ya en el interior, la Seu albergó los actos del Domingo de Resurrección. A las 10.30 horas el rosetón situado en el Altar Major daba buena cuenta de la espléndida mañana. Todo a punto para comenzar los actos del Domingo de Pascua, con la tradicional procesión del Encuentro. En la capilla de Sant Benet se reunían los miembros de la familia Dameto, que portaron la talla de Cristo Resucitado.

Mientras, en la capilla de la P urísima Concepció se situaban los hijos y nietos de Francisco Truyols Ramis de Ayreflor, que portaron la talla de la Mare de Déu de l' Encontre .

Gabriel Dameto Squella, Felipe Villalonga Villalonga, Alfonso Dameto Vivó, Gabriel Siquier Dameto y Nicolás Dameto Ordinas, llevaron a Cristo Resucitado. Los hermanos Luis, Francisco y Fernando Truyols Juan de Sentmenat, con Miquel Martínez Campos hicieron lo propio con la talla de la Virgen.

A su vez, el obispo, Javier Salinas, acompañado por el Capítol de la Seu salió en comitiva desde la Capella dels Vermells al 'encuentro' de Cristo Resucitado.

Los tres saltitos

La procesión concluyó frente al Altar Major donde las tallas escenificaron el tradicional encuentro: una pequeña inclinación acompañada de tres saltitos.

A mediodía, el obispo de Mallorca celebró la solemne misa del Domingo de Pascua, a la que dieron especial realce los acordes del órgano, en una más que ajetreada jornada en la Catedral de Mallorca.