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Las negociaciones entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para repartirse la enorme tarta autonómica y municipal que les corresponde pueden ser épicas, pero no largas. El próximo 13 de junio han de constituirse los Ayuntamientos y paa entonces todos los dados han de estar sobre la mesa, aunque formalmente las autonomías tengan muchas más semanas de plazo.

Parece claro que Sánchez quiere autonomías (Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón...) e Iglesias Ayuntamientos (Madrid, Barcelona, Zaragoza, Coruña, Cádiz...). Hasta aquí, y tras salvar el escollo andaluz de Susana Díaz, que también quiere cuchara en este cocido, todo parece soluble. Sánchez trabaja para ir a las elecciones controlando mucho autogobierno e Iglesias mucha ciudad y muchísimo voto urbanita. Se diferencirán entre ellos y por eso pueden avanzar en paralelo.

El problema son las Balears i el País Valencià, donde han entrado en liza fuerzas soberanistas (Més y Compromís). El caso de Més es curioso porque tiene mucha antigua EU en sus filas, al igual que la estructura dirigente de Podemos. La conexión entre ambas formaciones llega hasta el punto de que ya se habla de que pueden ir juntas a las generales. De momento se ha formado en Balears un bloque combinado Més-Podemos de 19 diputados frente a los 15 socialistas de Francina Armengol.

El PSOE madrileño

Ello significa que Pablo Iglesias está en condiciones de pedirle a Sánchez que acceda a proclamar a Biel Barceló como president de Balears dejando a un lado a Francina Armengol, cuyo partido tendrá que conformarse con el Consell y, tal vez, con Cort. A cambio, Sánchez dará todo su apoyo para que en la Comunitat Valenciana el presidente sera el socialista Ximo Puig. Un cambio de cromos que satisface al PSOE madrileño, ya que el País Valencià tiene 5,5 millones de habitantes y Balears sólo un millón. Y también hace gozar a Iglesias, ya que una formación tan afín como Més tendrá la presidencia de una comunidad rica y atractiva, y también servirá para catapultar a Podemos en Balears, ya que su estructura de partido es muy débil fuera de los núcleos urbanos más importantes.

¿Tragará aceite de ricino Francina? Es la incógnita. En todo caso, Madrid es el amo. Y el partido socialista se distingue por su disciplina. Es seguro que la política inquera luchará hasta el último segundo para ser la presidenta. En Madrid casi nadie sabe qué puñetas es Més (ni siquiera la cúpula del PSOE), pero la correlación de fuerzas tanto balear como española da para muchas quinielas. Y hoy en día ser amigo de Podemos es un gran activo. Lo seguro es que Biel Barceló desea ser president, tiene el apoyo de Pablo Iglesias y a Pedro Sánchez lo que de verdad le encandila es Valencia.