José Ramón Bauzá. | M. À. Cañellas

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Los tambores de la movilización general sonaban este miércoles rítmicos y acompasados dentro del PP en forma de llamadas de móvil. Todos los cargos electos y presidentes de juntas locales han sido llamados a la concentración de Binicomprat, hoy, a las 19 horas. Alea jacta est. El PP ya ha cruzado el Rubicón para echar a José Ramón Bauzá. No hay marcha atrás. Mientras, el todavía presidente ha convocado a su minúsculo reducto del comité de dirección dos horas antes en un desesperado intento de resistencia.

Curiosamente, cuando Bauzá era el amo absoluto de Balears convocó muy pocas veces a este comité, No lo necesitaba. Ahora es su último salvavidas. Lo componen los cuatro presidentes insulares (Jeroni Salom por Mallorca); el presidente de Palma, José María Rodríguez, última tabla de salvación de Bauzá; el secretario general, Miquel Vidal, y unos pocos más. Son ahora mismo una fuerza muy pequeña y ya casi sin poder comparada con el batallón de alcaldes, concejales, presidentes de juntas locales y voluntarios que este jueves, entre Algaida y Montuïri, sellarán el final inmediato de Bauzá. Se espera también la presencia de históricos, comenzando por Gabriel Cañellas. También se ha informado de la situación a Joan Huguet y a otros exdirigentes,

Los alzados han tenido estos días una actividad frenética, comenzando por el todavía conseller de Salut, Martí Sansaloni, que el año que viene, por pactos, será alcalde de Petra. Junto a él trabajan a destajo Mateu Isern, que podría ser número uno al Congreso en las próximas generales y Biel Company, otro activo de gran valor dentro del sector regionalista. Más abanderados de la revuelta es el alcalde de Maria, Antoni Mulet. Juto a él, dirigentes tan importantes como Sebastià Sagreras, alcalde de Campos, y Salvador Galmés, de Santanyí.

De Binicomprat ha de surgir el gesto que convenza definitivamente a Madrid de que Bauzá no puede llegar al fin de semana siendo el presidente del PP. Al correr la noticia este miércoles de que Bauzá se encastillaba en su horadada casamata del comité de dirección los ánimos se encendieron mucho más entre los alzados y se multiplicaron las llamadas telefónicas. «¡Se ha pasado de la raya. Todavía se cree que tiene mayoría absoluta!», comentaban en el núcleo del alzamiento.

Madrid está informado de todo lo que está pasando en Balears. El miércoles al mediodía se esperaba la llamada de un dirigente capitalino a Bauzá invitándole a renunciar. Finalmente, parece que le abandonan a su suerte. «Que vaya con cuidado porque le podríamos exigir que renuncie a ser senador porque ya no representa a nadie», comentaba uno de los conjurados de Binicomprat.

El calvario de Bauzá lleva camino de entrar en la historia. Su agonía recuerda a la de Gabriel Cañellas hace veinte años, aunque entonces todo era al revés. L'amo en Biel tenía el apoyo de su partido pero Aznar quería destituirle por capricho y para allanar su camino a la Moncloa. Ahora es el partido quien no quiere a Bauzá y Madrid hace de Poncio Pilatos. Nadie en la historia del PP Balear había tenido un final tan patético como el del farmacéutico del Camí de Son Frau.

Es de esperar que en el comité de dirección de este jueves alguien con buena voluntad (¿Miquel Vidal?) le insista a Bauzá para que lo deje y pueda dar aviso a Binicomprat del acuerdo de paz. Pero quien lo intente será mordido por Rodríguez, que no puede consentir que Mateu Isern gane la batalla como el Cid Campeador, después de ser destituído por él.

A Bauzá se le agota el tiempo. Sus tácticas dilatorias se le acaban. Y no debe olvidar que su viaje inteligente es hacia el Senado, no a ninguna parte. «Pero para verlo hay que ser inteligente».