Catalina Soler, José Ramón Bauzá y Mayeu Isern. | Pere Bota

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El PP Balear anda algo deshinchado de moral, pero a la vez se ha vuelto muy morboso. Se hacen apuestas sobre si la lista al Congreso, encabezada por Mateu Isern, alcanzará el 28% de los votos que logró José Ramón Bauzá en las pasadas autonómicas. Expertos en el asunto aseguran que en Palma rasca en estos momentos el 27% «y en el resto de Balears no le va demasiado mejor». Nadie lo dice abiertamente, pero ya se afilan cuchillos, navajas, puñales y hasta hojas de afeitar usadas. El rodriguismo aguarda, sereno y lamiéndose las heridas. Se notó el día que vino Mariano. Van a los actos, se hacen visibles (no todos, sólo jefes) «pero no dan palo al agua». Dejan hacen. Permiten que el equipo de Isern lleve la voz cantante y aguardan «el castañazo de la década». Saben que el isernismo «está haciendo una campaña sin capacidad de movilización, fría y con poca visión de lo que quiere de verdad nuestra gente».

Sólo sacarán la cresta tras los turrones, con paciencia y mirada helado-terrorífica de spaguetti western. «Pero como Mateo fracase, cuando llegue el momento de los procesos congresuales del año que viene lo van a freír en aceite de ricino».

El rodriguismo maquina y estudia las encuestas. Hay risas de felino en la intimidad cuando les pasan los datos demoscópicos. «Se la pega. Te digo que se la pega», le dice un rodriguista a otro y a este a otro...y suma y sigue. «Hace unos discursos que no llegan a la gente. No tiene alma. No habla, recita de memoria siempre el mismo disco. Y a eso lo notan todos los que le escuchan. Parece de goma con un motorcito».

El porcentaje mágico es el 28% . Es el listón que determinará las estrategias. Los rodriguistas ya vieron venir el batacazo de Isern el miércoles pasadp, cuando sólo logró reunir 500 personas en el Parc de la Mar junto a Mariano Rajoy. «Fue una miseria y una vergüenza. Fue la prueba de que su equipo no pita y de que él no engancha. El coletas congregó 5.000 personas el día antes. Rajoy debió sentir vergüenza. Se lo llevaron a pasear por un mercado porque son incapaces de llenar un polideportivo. Nosotros sí lo hicimos con Bauzá en las pasadas autonómicas», dice un leal a Rodríguez desde las espuelas al penacho.

A la tropa de José María no les vale la excusa de que «Pablo Iglesias hizo el mitin la tarde de un día festivo y el PP la mañana de una jornada laborable. Eso es un cuento. Durante la campaña de Bauzá nosotros llevamos 2.000 jubilados a Son Pardo en día laborable. ¡Donde estaba esta gente el día que vino Rajoy!».

El rodrigato está seguro de que «en Madrid ya ven las cosas. Ya comprenden quienes trabajan y quienes son unos cantamañanas. Las cosas volverán a su cauce cuando se hayan acabado de contar los votos. Y a nosotros no nos pueden decir nada. Dejamos hacer a los que se creen que mandan. Que sean ellos los que asuman las responsabilidades después del callejón sin salida en que se han metido. ¡Ya verás qué dirá Cospedal cuando vea los resultados baleares! Comprenderá quienes son los fantasmas».