Balears es una de las comunidades con mayor porcentaje de niños víctimas de acoso escolar y violencia. | Archivo

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Balears es una de las comunidades con mayor porcentaje de niños víctimas de acoso escolar y violencia, según se desprende del informe 'Yo a eso no juego' sobre el acoso y el ciberacoso en la infancia elaborado por Save The Children.

En concreto, Balears se sitúa como la segunda comunidad con mayor porcentaje de niños víctimas de violencia, con el 4,1 por ciento, solamente superada por Andalucía, con el 6 por ciento.

Por otro lado, se sitúa como la tercera con mayor porcentaje de alumnos víctimas de acoso, con el 8,6 por ciento (acoso ocasional) y el 2 por ciento (acoso frecuente).

Asimismo, el informe pone de relieve además que Balears es también la tercera comunidad con mayor porcentaje de ciberacoso, con el 6,1 por ciento.

Por comunidades autónomas, Murcia (11%), Andalucía (11%), Melilla (10,3%) e Illes Balears (8,6%) copan los primeros puestos de prevalencia de acoso escolar y son las únicas por encima de la media nacional, que está en el 8,1%. En materia de ciberacoso destaca además Cataluña, con una incidencia del 5,6% que llega al 9,5% en Andalucía, al 7% en Melilla, al 6,1% en Murcia y al 6% en Balears. «No sabemos el por qué de las diferencias, hay que investigarlo», ha apuntado Sastre.

Datos nacionales

A nivel nacional, los datos señalan que el 32,1 por ciento de los niños de primer y segundo ciclo de la ESO reconocen haber golpeado, pateado o empujado a otro menor y la mitad, ha proferido insultos y palabras ofensivas en las semanas anteriores.

El trabajo, presentado este jueves por el director General de la ONG, Andrés Conde, y su responsable de incidencia, Ana Sastre; parte de 21.487 entrevistas a estudiantes de entre 12 y 16 años para analizar la prevalencia y las características del bulliyng y el ciberbulliyng desde el punto de vista del acosador y del acosado e introduciendo perspectiva de género.

Según detalla, la mitad de los encuestados reconoce haber insultado o dicho palabras ofensivas a alguien y un 14,7% lo ha hecho de manera frecuente. A su vez, el 37,1% ha dicho a otras personas palabras ofensivas sobre un tercero, algo que es reiterado en el 9,6% de los casos. Mientras, un tercio (32,1%) «reconoce haber perpetrado conductas violentas como haber golpeado, pateado o empujado a alguien en los dos últimos meses». Son uno de cada diez quienes lo hacen con frecuencia.

Del lado opuesto, seis de cada diez niños reconocen haber sido insultados recientemente y un 22,6% dice que le ocurre de manera habitual. Uno de cada cuatro reconoce que ha recibido golpes físicos de otro niño en los dos meses previos a la encuesta, algo que el 6,3% ha padecido frecuentemente.

En las redes, los golpes no son físicos. Uno de cada cuatro estudiantes ha insultado utilizando internet o el móvil y casi uno de cada diez ha amenazado a otro niño. El 7,8% ha utilizado las TIC para difundir rumores y el 5,9% ha retocado imágenes de un tercero que estaban en la red.

El resultado es que un tercio de los niños en España ha sido insultado por el móvil o por intenet, el 12,9% ha recibido amenazas y al 6,3% le han pirateado su cuenta en redes sociales. En uno de cada diez casos, estas manifestaciones violentas se sufren con frecuencia.

193.000 víctimas, 103.000 Agresores

La reiteración es precisamente la clave para distinguir lo que es «una conducta intolerable» de violencia ocasional de un caso de acoso, fenómeno que conforme ha explicado Conde, requiere además de una repetición en el tiempo, una intencionalidad clara por parte del agresor y un desequilibrio de poder físico, psicológico o social del mismo respecto de su víctima.

Cuando se le explica a los niños este concepto y después se les pregunta por su percepción, el 9,3% se identifica como víctima de acoso tradicional y el 6,9% de ciberacoso, o, lo que es lo mismo, 193.000 niños y niñas en España son víctimas de este tipo de persecución, sea digital o analógica. Hasta 44.000 menores estarían padeciendo ambas modalidades a la vez.

Quienes se reconocen como acosadores son menos en número. El 5,4%, 64.000 niños y niñas, afirman que han acosado a otros compañeros y el 3,3%, 39.000 menores, admiten haberlo hecho de forma cibernética. Son 19.000 niños y niñas, el 1,6% de los alumnos de la ESO quienes hostigan a sus iguales en ambas esferas.

Las víctimas consideran que han sido acosadas fundamentalmente por el hecho de ser molestadas, percepción que comparte más del 20% de los encuestados. También encuentran explicación en sus características físicas (en torno al 16%) o porque el acosador les tenía manía (15%). La orientación sexual motiva entre el 3 y el 4% de las agresiones, según quien las recibe.

Menos claro lo tienen los agresores: la mayoría dice que no sabe por qué lo hace. En el acoso tradicional, la segunda respuesta más frecuente es «para gastar una broma», aunque cuando se trata de ciberacoso, este es el primer motivo alegado. La tercera razón en ambos casos es «por molestar». En el 5,9% de las situaciones tiene que ver con la orientación sexual de la víctima, algo que en ciberacoso llega al 6,6%.

«Lo que está detrás seguramente es que no les hemos dado el mensaje de que eso que hacen es acoso y es violencia», ha comentado Ana Sastre. En su opinión, la sociedad «ha fallado» a estos niños acosadores, al enseñarles que «ese es el modo de relacionarse».

Más víctimas chicas, más agresores chicos

El informe revela diferencias por género, lugar de residencia y etapa educativa en la prevalencia del acoso. Las niñas lo sufren en mayor medida que los niños, con un 10,6% que se reconocen víctimas de bulliyng frente a un 8% de chicos y un 8,5% que han sufrido ciberacoso frente al 5,3% de los chicos. Mientras, ellos son más entre los agresores: un 6,3% en comparación con el 5,5% de las alumnas.

Destaca no obstante similitudes entre acosadores y acosados en cuanto a rasgos de personalidad. El informe concluye que en ambos casos, se trata de niños con un menor nivel de autoestima que quienes no se ven involucrados en estas situaciones y menos habilidades sociales, comunicativas y de resolución de los conflictos. Mientras, los agresores tienen menos empatía que sus víctimas y que las personas que no acosan.

En cuanto al ciclo educativo, hay «diferencias significativas": en el primer ciclo de la ESO (de 11 a 14 años de edad) la prevalencia del acoso es del 11,2 por ciento pero cuando llegan al segundo ciclo (de 14 a 16 años) cae al 7,4 por ciento. Lo mismo ocurre con el ciberacoso: afecta al 7,2% de los estudiantes más pequeños y al 6,7% de los que están en la segunda etapa.

El acoso es violencia, y punto

«Es importante llamar al acoso por su nombre, el acoso es violencia. Por más que estemos acostumbrados, es violencia. No es un juego de niños. No son chiquilladas. No es una estrategia de relación o una situación de convivencia normal entre los niños», ha reclamado Conde, para incidir en la necesidad de «fijar como prioridad acabar con la violencia en los niños, no sólo a golpe de presión mediática».

La organización reclama una estrategia contra el acoso «que se abra a un paraguas más amplio» y no se restrinja, como en su opinión hace el plan sobre convivencia escolar en que trabaja el Gobierno interino, al ámbito docente.

Esta estrategia debe tener «acciones y objetivos concretos y presupuesto suficiente», llevar aparejada una ley específica de protección de los niños frente a la violencia, un enfoque del sistema educativo hacia la promoción de valores, sea con una asignatura específica o con bloques temáticos «obligatorios», e imponer que todos los colegios, públicos o no, dispongan de mecanismos de detección, protocolos de actuación y sistemas de reparación para victimas y reeducación de agresores.