El juez José Castro. | EFE

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El juez Castro está recabando información sobre la relación entre OHL, la empresa constructora de Juan Miguel Villar Mir, que fue ministro de Economía de Adolfo Suárez durante la transición, y el concurso de adjudicación del macrohospital de Son Espases. Esta investigación huele a madre de todas las batallas, a uno de los meollos de la financiación del PP y a una bomba de relojería de la que Jaume Matas tendría una prueba de su mecanismo de funcionamiento con la supuesta carta que le entregó el extesorero del partido, Álvaro Lapuerta, dándole al parecer instrucciones para que OHL ganase la adjudicación.

Como se sabe, aquel concurso dio un vuelco en pleno desarrollo y si en un principio OHL era la opción que parecía favorita, al final ganó el grupo de empresas en la que participaba la presidida por Florentino Pérez, que hizo una oferta más baja. La adjudicación se hizo entre grandes protestas de la izquierda cuando se acercaban las elecciones autonómicas del 2007, que supusieron la formación de un Govern progresista en el Consolat. Sin embargo, pocos meses después, al inicio del otoño de aquel año, el Govern presidido por Antich dio la definitiva luz verde a Son Espases. Incluso los consellers situados a la izquierda del PSIB lo aceptaron aunque alguno de ellos había amenazado con dimitir. Al final se impuso la resignación. Querían ubicarlo en otro sitio, más lejos del Monestir de la Real, pero eso implicaba convocar un nuevo concurso y una inversión más grande...No se atrevieron y se tragaron el sapo.

Los escándalos ligados a la calle Génova, sede central del PP, han puesto a la empresa de Villar Mir en el punto de mira por su al parecer estrecha relación con el PP de Madrid. Ahora están en juego muchas cosas. Rajoy se encuentra en una posición muy difícil por la ristra de escándalos que atenazan a su partido mientras el todavía presidente en funciones está apostando por unas nuevas elecciones el próximo 26 de junio. Pero ya hay sectores del PP y del poder económico que parecen apostar por un PP sin Rajoy que tenga posibilidades de pactar en el futuro con los socialistas. Es en este contexto que Son Espases puede convertirse en madre de todas las batallas según como vaya la investigación judicial. Seguro que Jaume Matas, en una situación personal muy compleja, está tomando buena nota de todo lo que está pasando.

Álvaro Lapuerta ya está muy mayor, pero ha sido un hombre clave en las finanzas del PP, aparte de promocionador de Luis Bárcenas a nivel interno. Lapuerta fue diputado popular en las cortes constituyentes de 1977, junto a Fraga y otros exministros de Franco. Se distinguió porque fue uno de los que no votó a favor de la Constitución de 1978 cuando ahora el PP se llena la boca en su defensa. Otro que tampoco la votó fue su cuñado y también por entonces diputado Federico Silva Muñoz. Se opuso al título octavo. Era muy conocido entonces. Fue ministro de Obras Públicas de Franco en los años sesenta y gran impulsor de la construcción de pantanos y otras infraestructuras durante la dictadura. Aquellas obras públicas fueron la génesis de las grandes constructoras que se desarrollaron después, sobre todo a partir de los años 80 con la llegada de los fondos de cohesión europeos durante la presidencia de Felipe González.

Ahora el PP en Madrid anda envuelto en escándalos de corrupción, al parecer de grandes proporciones. El asunto Son Espases, por lo que afecta a la participación de OHL, tiene indicios de estar relacionado, aunque finalmente perdiera el concurso. Se trata de la mayor inversión pública realizada jamás en Balears, con un coste de más de 600 millones de euros más los cánones de mantenimiento que hay que pagar anualmente a la empresa concesionaria durante treinta años. Una fortuna que recae sobre los bolsillos de los baleares.

Habrá que ver cómo acaba todo este asunto y hasta dónde llega la investigación. Se trata de un hospital impulsado por Matas y construido con la izquierda en el poder. Y con ramificaciones que llegan al todopoderoso Madrid de las obras públicas. Y con un Matas, exministro de Aznar, ahora perdido, abandonado por su partido y acosado por problemas judiciales. Todo indica que si hay bomba, Matas tiene el temporizador en sus manos.