Miquel Vidal. | Teresa Ayuga

TW
4

Miquel Vidal está hasta la gorra de Antoni Deudero, presidente del Comité de Garantías y de Derechos del PP Balear, que ha iniciado una ofensiva de expedientes contra Aina Aguiló por casos tan estrambóticos como una discusión con el secretario general, Andreu Ferrer, en la cena de Navidad del partido o por el asunto Pepitogrillo en la Red, «que mueve a la carcajada en un partido constitucional y democrático por su falta de consistencia». Vidal calla y espera el definitivo permiso de Madrid para poner orden. No dice ni pío, calla como un santo, pero personas que le conocen afirman que ya no puede aguantar más. Con la cuestión de Aina Aguiló «Deudero está demostando ser tan neutral como si Florentino Pérez fuese el árbitro de un Madrid-Barça». De hecho, Deudero es el jefe de la facción interna Hablan las Bases, con la que simpatiza José Ramón Bauzá. «¿Cómo es posible que un jefe de grupo encabece el Comité de Garantías, que ha de ser un órgano de pulcra y fría neutralidad y leal al presidente? En el asunto de Aina Aguiló el controvertido Deudero «sólo ve el sol que más calienta a sus objetivos antirregionalistas» .

Dada la dimensión del lío, Vidal ha decidido ejercer de presidente de verdad. El santanyiner aceptó el cargo cuando José Ramón fue defenestrado por el empuje regionalista. Creía que sería cuestión de poco más de medio año. Pero el mantado se alarga y por el momento no se ve el final. No puede dejar el cargo, que es lo que más desea, pero tampoco tolerará que le tomen por el pito del sereno. No habrá congreso regional hasta que Rajoy se digne a convocar el nacional...con la más que posible repetición de elecciones generales a finales de junio...y nueva ronda de negociaciones en Madrid. Vidal se lo ve venir. Será presidente hasta el año que viene. Y tiene las manos amarradas. Todos los cargos directivos fueron nombrados por Bauzá. En puestos clave hay gente que no le respeta y que luego cínicamente se hincha la boca de disciplina interna. Ha de actuar. Le ha pedido permiso a Madrid para hacer remodelaciones, para poner gente suya en la dirección y en órganos como el comité de Garantías controlado por Deudero, Kiko Mercadal, que es amigo personal de Bauzá, y con sólida presencia rodriguista. Aina Aguiló tiene el apoyo de muchos regionalistas, que asisten indignados al espectáculo. «En realidad se están tomando posiciones de cara al congreso».

Deudero ya le ha abierto tres expedientes a Aina, uno por la famosa cena de Navidad y la discusión con el secretario general Andreu Ferrer; otro por Pepitogrillo y un tercero por acusar ¡a Deudero ! de hacer uso partidista del Comité de Garantías en una información publicada en Ultima Hora. «Deudero se la quiere cargar para dar una lección a los regionalistas». Y Vidal no quiere justicieros actuando a sus espaldas. Es hombre de paz y de concordia. De comprensión y de perdón. Siempre lo ha sido. Cuando tenga el permiso de Madrid para empezar a poner orden interno lo primero que quiere hacer, según su entorno, será seguir los pasos coherentes e informar al comité regional. Después sacará la hoja de afeitar y hará algunos rasurados en seco. La paciencia tiene un límite. No quiere que el partido se le vaya de las manos. Desea conducirlo al congreso en armonía y sin vendettas. Eso quiere decir que no tocará a Andreu Ferrer «aunque le ponga histérico». La pelea de la cena de Navidad se hubiera podido evitar. ¿Qué hace un secretario general armando una gresca con una militante por una cuestión menor como la ubicación de los afiliados en Son Termes? Un secretario general serio habría mandado a un compañero de menor rango a hablar con ella y situarse por encima de minucias, de niñadas de base.

Ferrer no estuvo a la altura. Es un chavalote de 28 años proveniente de las Nuevas Generciones al que le gusta más un follón que un helado de miel con nueces. Pero es el secretario general. Y Vidal ha decidido soportarlo cristianamente. No pasará lo mismo con otros. Vidal está harto de empapelamientos. Recuerda que Bauzá ya era aficionado a expedientar. Lo hizo con varios directores de centros escolares cuando era el president del Govern y tiene muy claro que aquello acabó en desastre . Hace tres años la comunidad educativa balear se levantó contra José Ramón y esa fue una de las causas de la derrota electoral. Vidal no quiere que internamente al PP Balear le pase lo mismo. Y a Deudero le gusta más juguetear con un expediente que un plato de ensaladilla rusa. El presidente va a poner orden cuando tenga el visto bueno de Madrid. No es posible presidir nada sin tener gente de confianza en los órganos de gobierno internos. Eso dice su entorno.