Imagen que presentaba el Gorg Blau a principios de julio. | Pau Figuerola

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Mallorca atraviesa la peor sequía de la última década, con unas reservas hídricas que apenas alcanzan el 44 por ciento, justo la temporada que bate su récord histórico en la llegada de turistas, con 2.442.948 visitantes durante julio.

La isla más visitada de España, según varias empresas del sector turístico, y quizás uno de los destinos más solicitados a nivel europeo, no tenía los acuíferos tan vacíos desde 2006, cuando registró un 48 por ciento de fondos.

Los diez municipios de la zona del Plà de Mallorca, en el centro de la isla, se encuentran en la fase de alerta por sequía, según los indicadores de la Agencia Balear de Agua y Calidad Ambiental (Abaqua).

El resto de la isla está en prealerta, aunque zonas turísticas como Palma, el Arenal y Calvià se sitúan a 0,01 puntos de alcanzar la fase de alerta (en una escala del 0 al 1).

Frente a esta situación, varios municipios mallorquines, como Valldemossa y Estellencs, al noroeste de la isla, han solicitado que se reduzca el consumo de agua en las duchas de playa y en la limpieza de las calles y han prohibido a los vecinos regar durante el día además de rellenar las piscinas.

Estas medidas han sido planteadas por el Ayuntamiento de Palma, el primer consistorio mallorquín en elaborar un plan de sequía, con el objetivo de establecer un modelo de actuación de los servicios municipales que garanticen la minimización de los efectos de esta escasez de recursos hídricos.

Uno de los municipios con más dificultades para suministrar agua a sus residentes es el de Puigpunyent, situado en la Sierra de Tramuntana. Este pueblo ha sido el primero en beneficiarse de un dispensador de agua potable para camiones, facilitado por Abaqua, con capacidad para abastecer a todos los habitantes de los recursos hídricos necesarios.

Según la presidenta de la Empresa Municipal de Aguas y Alcantarillado (EMAYA), Neus Truyol, «cada habitante consume una media de 110 litros de agua por día». Los datos de la empresa, reflejan que en 2015 se utilizaron 17.373.783.000 litros para el consumo doméstico (lo que supone un 62,36 por ciento del total).

Aunque parezca sorprendente, teniendo en cuenta que Mallorca recibe cada año más de 10 millones de visitantes, solo el 7,77 por ciento es consumida por el sector hotelero, mientras que el 26,92 por ciento es de uso comercial e industrial.

Truyol, que también es teniente de alcalde de Ecología, Agricultura y Bienestar Animal del Ayuntamiento de Palma, señala que «la huella humana afecta a los recursos hídricos y está claro que el turismo tiene que ver algo en esto».

La regidora asegura de que en caso de que toda la isla de Mallorca llegase a la fase de alerta, «debería haber una conversación a nivel balear para debatir qué se hace con el suministro de agua al sector turístico».

Truyol está convencida de que a quien se deben en primera instancia «es a los vecinos» y que en caso de que se tuviesen que hacer cortes de agua más a menudo, no se harían distinciones de interés económico a favor del sector turístico.

Durante agosto, varias barriadas de Palma han sufrido cortes de agua. Aunque la presidenta de EMAYA asegura que son debidos a «pequeñas averías» y que los afectados reciben una notificación mediante la que se les comunica a qué hora será el corte y cuánto durará, muchos de los vecinos denuncian que no se les avisa con antelación y que a veces han estado sin agua hasta 12 horas seguidas.

Uno de los partidos más críticos ha sido Esquerra Unida, sin representación parlamentaria, cuyo coordinador general, Juanjo Martínez, califica de «injusto» que a los ciudadanos se les prohíba rellenar la piscina para ahorrar agua y que después en los campos de golf rieguen el césped sin reparo.

Sin embargo, estos negocios deportivos o de ocio tienen derecho a utilizar el agua que se requiera ya que no utilizan agua potable sino que están obligados por ley a emplear aguas residuales que han sido depuradas con anterioridad.

El conseller de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca de las Islas Baleares, Vicenç Vidal, asegura que una de las medidas que van a adoptar para evitar que la sequía aumente es impulsar el empleo de las desaladoras de Palma, Andratx y Alcúdia.

Una de las estrategias de la Consellería para que los habitantes de la isla consuman más agua desalada, además de una campaña de concienciación, es la política de precios: 0,7 euros por metro cúbico en invierno y 1 euro por metro cúbico en verano.

Vidal indica que el 26 por ciento de esta agua desalada se pierde durante su distribución, lo que califica de «barbaridad» teniendo en cuenta que España es uno de los países europeos con más estrés hídrico, según datos del World Resources Institute, organización no gubernamental que analiza los recursos naturales.

«Si no llueve durante otoño la situación será más preocupante ya que las reservas serán mucho más bajas y aquí ya sí que entraríamos en una fase de alerta en toda la isla», ha advertido la presidenta de EMAYA.