Imagen del Hotel Riu Palace en Las Américas, Cancún | ARCHIVO

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La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y las primeras medidas políticas adoptadas, principalmente contra México, ya están teniendo su impacto en la industria turística mexicana, en concreto en la oferta de alojamiento en las principales zonas vacacionales del país.

Las reservas de turistas americanos en la hotelería mexicana y de propiedad balear, en concreto en Cancún, Riviera Maya y Riviera Nayarit (costa del Pacífico) se han resentido de una manera muy especial al haber caído las reservas un 20 % en comparación con años precedentes.

«El temor a una ola antiamericana ha propiciado la cancelación de muchas reservas por parte de estadounidenses, que han optado por cambiar de destino y elegir Aruba y, principalmente, la República Dominicana. Jamaica también se verá beneficiada», señalan representantes de grupos turísticos europeos.

Situación coyuntural

En México están presentes, entre otras, las principales cadenas hoteleras de Balears, caso de Meliá, Barceló, Iberostar, Riu, Palladium, Bahía Príncipe o Viva Hoteles.

Durante los meses invernales, gran parte de la ocupación de los hoteles en Cancún, Riviera Maya y Riviera Nayarit se sustenta con paquetes turísticos canalizados desde Estados Unidos y Canadá.

Los empresarios señalan que la medida es coyuntural, pero el endurecimiento de las relaciones diplomáticos entre México y Whasington «no ayuda en nada a los intereses turísticos en las zonas vacacionales mexicanas».

La previsión para los dos próximos meses es de incertidumbre total, ya que todo depende de cómo evolucionen los acontecimientos y de las medidas que adopte el presidente Donald Trump con su «vecino», especialmente con la construcción del muro.