El marido de la Infanta ha llegado a las 10.16 horas a la sede judicial solo a bordo de un coche negro con una mochila pequeña al hombro. Ha entrado en el edificio tras pasar por delante de los alrededor de sesenta periodistas que le esperaban tras las vallas situadas en la puerta y sin hacer declaraciones. Algunos curiosos presentes le han gritado improperios y abucheos. «Chorizo, ladrón, devuelve el dinero», le han gritado.
Antes que él, a las 9.48 horas había llegado su abogado, Mario Pascual Vives, con un portafolio bajo el brazo.
Una hora antes lo ha hecho el ex socio de Urdangarin, Diego Torres, junto a su letrado Manuel González Peeters.
Ambos están citados este jueves a la vista que decidirá las medidas cautelares respecto a ellos, después de haber sido condenados a seis y ocho años de prisión respectivamente.
De momento, se desconocen en qué consistirán estas medidas cautelares, aunque el fiscal de este caso, Pedro Horrach, ya ha dicho en distintas ocasiones que plantea solicitar su ingreso en prisión de manera preventiva, y sopesa que esta sea eludible con fianza.
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Ya está cantado que al final todo será una fiesta en Ginebra.