Vecinos de El Vivero con sus perros, en Pedro Poveda, lleno de procesionaria y suelo de escombros | Julián Aguirre

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Lamentable estado de abandono el que muestra la mayoría de las zonas de ocio canino de Palma. Falta de iluminación, hierba de más de un metro de altura, suelo de escombros machacados, ausencia de papeleras y bolsas para los excrementos, pulgas, procesionaria y otros insectos que son una amenaza para los perros son algunas de las cosas que convierten las zonas de ocio para perros en una auténtica jungla en plena ciudad.

Vecinos, residentes y usuarios de las diferentes barriadas en las que se encuentran estas áreas aptas para el esparcimiento de las mascotas aseguran que el espacio (entre 5.000 y 7.000 metros) es ideal para los perros, pero que el mantenimiento por parte de los servicios del Ayuntamiento o personal de la empresa municipal de Emaya, brillan por su ausencia en la mayoría de los casos.

Trece han sido las ZOC (zona de ocio canino) que hemos recorrido para la realización de este reportaje y en donde, tan sólo tres lugares cuentan con el aprobado de los usuarios. «Lo mismo que el Ajuntament de Palma y empresas municipales como Emaya piden que seamos responsables con la utilización de pipicans, recogiendo las cacas y cuidado del mobiliario urbano, ellos tendrían que mantener los servicios mínimos de mantenimiento e higiene», comenta Francisco Santiago, un jubilado de Son Puig donde la hierba sobrepasa su 1,63 metros de estatura.

Otra zona inhóspita es el parque de ocio canino Pedro Poveda donde todo el suelo es carrujo y escombros machacados que provocan heridas en la planta de los pies de los animales. «Los controladores medioambientales de Emaya sí vienen a poner multas pero lo que es arreglar ni se les ve a no ser que sea tiempo de elecciones», comentan Raquel y Mónica quienes sacan a pasear a sus perros entre dos y tres veces diarios.

Al final de la calle Jacinto Verdaguer (Son Fortesa) se encuentra la zona de ocio canina Miquel Fleta, también con signos de abandono.