Un alumno trabaja en el laboratorio industrial del edificio Anselm Turmeda, en el campus de la UIB. | Teresa Ayuga

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Se buscan ingenieros. Así de claro. La directora de la Escola Politècnica Superior de la UIB, Loren Carrasco, y los jefes de Estudios de Enginyeria Telemàtica, Enginyeria Electrònica, Industrial i Automàtica, y Enginyeria Informàtica, Ignasi Furió, Miquel Roca y Antoni Jaume, respectivamente, expusieron este martes con toda crudeza que «a pesar de tener los niveles de inserción laboral más altos y las tasas de paro más bajas, el número de graduados en ingenierías ha bajado un 25 % en 10 años, tanto en nuestra universidad como a nivel estatal».

Esta paradoja se refleja en la demanda de ingenieros por parte de algunas empresas importantes con sede en Balears (turísticas, industriales, tecnológicas y de otros ámbitos de actividad) que no pueden ver satisfecha por falta de profesionales. Según Carrasco, «los graduados en ingenierías acceden a los sueldos más altos y a los puestos de trabajo de más calidad. Sin embargo, cada vez tenemos menos estudiantes, cuando el mercado laboral asume prácticamente la totalidad de los graduados y podría hacerlo con el doble».

Las explicaciones de esta situación pueden ser varias. En opinión de Carrasco y los jefes de Estudios, «tiempo atrás, un ingeniero era alguien de prestigio. Ahora parece que tiene que ser alguien raro. En Secundaria, cualquier orientación hacia las ingenierías ha desaparecido. La única asignatura relacionada con ingeniería en selectividad era Tecnología Industrial y la han quitado. Resulta que unos grados con demanda laboral y sueldos altos sufren obstáculos. También existe la idea de que estudiar una ingeniería es extremadamente difícil, pero la nota de corte para el acceso es de las más bajas».