Laura Camargo. | Redacción Local

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Que se prepare el Pacte, porque esta segunda parte de la legislatura puede convertirse en un calvario para PSIB y Més (sobre todo para Més, su competidor electoral). Que se prepare el Pacte porque Laura Camargo galopa a silla batiente, desbocada hacia la victoria en el congreso podemita del próximo otoño. No repara en víctimas a las que piensa dejar en la cuneta. Ahora su objetivo son sus compañeros podemitas del Consell, comenzando por su vicepresident, Jesús Jurado, al que ve como su adversario político más peligroso porque ya ha demostrado capacidad de gestión, empatía con sus socios de la izquierda y tozudez para sacar adelante sus objetivos. Y eso es demasiado para Laura.

Para acabar con Jurado y su gente (tienen una enorme fuerza y prestigio dentro de Podemos y está bien relacionado con el entorno de Pablo Iglesias en Madrid), Camargo ha ideado una estrategia de tierra quemada. Apoyándose en sus cachorritos Carlos Saura y Balti Picornell, ha lanzado un manifiesto en contra del desdoblamiento de la carretera Llucmajor-Campos, que fue aprobado en el Consell por Podemos tras consultarlo a la asamblea ciudadana (un 93% de apoyos). Pero la realidad es otra. A Camargo le importa un bledo el desdoblamiento de la 'carretera de la muerte'. Se ha ataviado ahora de verde verdísima para debilitar a los cargos podemitas del Consell, para lograr que el partido les obligue a dar marcha atrás y les humille, paso previo al asalto absoluto al poder interno el próximo otoño. De paso, dejará tocadísimo al Pacte en la institución insular, que es otro de sus objetivos.

Laura es trotskismo en estado puro. Su monotema es la revolución permanente, remover piedra sobre piedra, de manera obsesiva, día a día, minuto a minuto, para en primera instancia descabalgar a los que tiene más cerca, hasta llegar a colocarse la púrpura de intocable mandamás. El permanentismo es ácido sulfúrico para aliados, amigos y compañeros. Aquí el único que puede tirar cohetes es el PP, porque si Camargo gana el congreso podemita (con ella o con un cachorrito manejable al frente) el último tramo de la legislatura puede ser un vía crucis para la izquierda.

Ya se salió con la suya al impedir que Podemos entrase en el Govern Armengol hace dos años. Logró ganar la votación en la asamblea con el 56% de los votos frente a un 44% que sí quería pasar a formar parte del Executiu del Pacte. Ahora se comprende el magnetismo de su estrategia. Desde fuera tiene capacidad para ridiculizar: Xelo Huertas, el propio Alberto Jarabo y su apartamento, Biel Barceló y su ley de alquiler turístico...Unos tocados y otros hundidos. Los próximos serán los del Consell, sobre todo si gana el congeso. La batalla ya ha empezado con su manifiesto-verde-culo-de-botella presentado como una finísima esmeralda de puereza eco-medioambiental única. Pero en realidad esconde un irrefrenable institnto de purga interna. Es un manifiesto-engaña-bobos, con Balti y Charly de chicos de los recados.

Parece increíble. Antes de que naciera Podemos, Laura ya se presentó a unas elecciones con su pelotón anticapitalista. Obtuvo unos 800 votos. Nadie le hizo ni caso. Y eso hiere. Pero la política es el arte de saber estar en el lugar oportuno, el el momento oportuno y saber quitar de en medio a quien te hace sombra. No tiene más secretos. Y en eso Laura es una doctora honoris causa. Vienen meses de sufrimiento para muchos. Para entenderlo, basta ver la hilera de cadáveres políticos que Laura va dejando en la cuneta.