Miquel Ensenyat. | Jaume Morey

TW
6

Aviso a navegantes: el president del Consell, Miquel Ensenyat, proyecta personalmente y ayudará a montar el Belén que el Consell instalará en la planta baja de su edificio central, en la calle Palau Reial, según afirman personas próximas al político de Esporles. La inauguración tendrá lugar el próximo día 7 coincidiendo con la iluminación navideña de la sede neogótica de la institución insular, en plena calle Palau Reial. También se celebrará una chocolatada popular abierta a todos los ciudadanos.

Pero la expectación de este año es el Belén que llevará el sello, la maña y el arte de Ensenyat. Es todo un símbolo. Es una metáfora que ejerce de contrapunto lúcido a las horas de inciertas que atraviesa su formación, Més, cuyo cabeza de lista, Biel Barceló, no tiene ninguna intención de continuar en el cargo al terminar esta legislatura. Mientras, Ensenyat moverá hileras de pastorcillos, reyes magos, un Nacimiento completo con su buey y su mula. Y además habrá ángel anunciador de la buena nueva. Será un Belén muy mallorquín, muy 'forà', repleto de payeses y payesas, con pantalones bombachos, con huertos, pavos hinchados, molinos, corderitos y tiernos cerdos en manada. Será una alegoría de los valores más amados de Mallorca, que miran al futuro con el alma leal al pasado.

En Més es fácil escuchar la misma cantinela: «Miquel lo está haciendo muy bien en el Consell. Presentarle a candidato a la presidencia del Govern sería desvestir un santo para vestir otro». Es decir, que no le 'reconocen' como nuevo líder de la formación. Hay una cierta obsesión para mantenerle lejos del Consolat mientras hacen quinielas sobre quién ha de ser el sucesor de Barceló, sin que nadie acierte sobre la solución más inteligente. Suena a mala excusa el argumento del 'santo' porque los ciudadanos agradecen que el número uno sea una persona conocida y con labor institucional sólida a sus espaldas. Pero en Més (sobre todo en su 'alma mater', el PSM), hay una educada y cariñosa oposición a pensar en Ensenyat como nuevo cabeza de lista.

Mientras, el president, que ha sabido mantener e impulsar un cohesionado pacto institucional con PSIB y Podemos, con diálogo y sin fisuras ni enfrentamientos, se dispone a colocar las figuras del Belén con habilidad, estilo y tacto. ¿Es un mensaje o una casualidad fruto del cariño que siente Ensenyat por al Navidad? Lo seguro es que habrá pastores pescando en sus llaüts y otros vendiendo sobrassadas. Y payesas centradas en su incansable labor diaria. No hay duda de que Ensenyat estará atento a cada detalle, que todos los espacios del Belén queden bien cubiertos sin que haya ni zonas muertas o vacías mientras en otras una excesiva saturación de pastorcillos pueda ofrecer una imagen contraproducente para el espectador. Será un Belén sin lío interno y sin personalismos.

Y sin duda será un Belén con perspectiva, equilibrado y armónico, donde la personalidad de cada figura adquiera más realce por la combinación de escenas ubicadas dentro de la reproducción de un espacio natural y uranístico simbólico. ¿Habrá alguna ironía política en esta composición? Habrá que verlo. De momento, Ensenyat tiene las ideas claras mientras otros miembros de la cúpula de Més parecen perdidos y no acaban de encontrar el camino hacia el Portal de las elecciones del 2019. En Més, los Reyes Magos parecen parados y meditando, sin ver la estrella. O sin buscarla con convicción, más entretenidos en mirar si los camellos tienen pulgas. Y sus pastorcillos de carne y hueso parecen despistados a la hora de formar la cola que les llevará hacia la cuna del Salvador. En el Consell no pasa nada de eso. Allí hay visión y serenidad a la hora de proyectar y montar el Belén, que se instalará bajo el manto protector de la gran y solemne escalinata central del edificio. La sensación de solidez embargará a todos los que acudan a contemplarlo. Otros no pueden presumir de tanta estabilidad.