Los padres de Francisco, recuerda, «llegaron a Mallorca desde Barcelona el 1 de noviembre de 1941 y el día 15 de ese mes abrieron la tienda, solo con ropa interior de señoras, fajas, bragas y sostenes». Añade que «mi padre ya tenía experiencia de trabajar en este sector en Barcelona y aunque en Palma ya había algunas tiendas de este estilo, mercerías principalmente, ellos lucharon y hemos llegado hasta el día de hoy». Eran los años de la dictadura, pero Francisco asegura que nunca tuvieron problemas con el régimen franquista. «Yo tomé el relevo al terminar la mili, estuve un año en Barcelona en una fábrica para conocer el negocio y saber todos los pasos de la confección, después vine aquí y me puse al frente de la tienda, siempre tuve claro que quería seguir con el negocio familiar, no me gustaba estudiar», explica. Agradece que «todos estos años he tenido muy buena colaboración con mi esposa y ahora con mis hijas, que lo llevan muy bien».
Las hijas empezaron a trabajar en la tienda hace años, pero aún ven el futuro lejano, «tenemos hijos, pero todavía son muy pequeños y no sabemos si alguno querrá continuar». El negocio, explica Neus, se ha ido ampliando y ahora también se venden bañadores, vestidos de playa y de calle, medias, ... «Evidentemente –apunta– se venden muchas más cosas que cuando abrieron mis abuelos, pero cuando ellos empezaron se hacía todo a medida y todavía conservamos patrones originales de los que ellos utilizaban». Francisco siguió los pasos de su padre y también confeccionaba los productos. Hoy día, la tienda es la única de Palma que cuenta con un taller donde se arreglan y adaptan prendas, como vestidos de novia, a petición del cliente. «Hay modistas y gente que hace arreglos, pero corseteras que sepan trabajar el tipo de licra de un bañador o un sujetador hay pocas», asevera Neus.
El comercio lo pasó mal durante la crisis, pero nunca ha estado en peligro de cierre. La familia lamenta que «se ayuda poco al pequeño comercio», y constata a diario que «a la gente joven le cuesta acudir a los comercios tradicionales. Por eso, resume Francisco, «la mejor propaganda que te pueden hacer es que el cliente salga de la tienda contento». Las fajas, aseguran, «se vuelven a llevar muchísimo». Pese a ello el futuro de la tienda pasa por su cambio de nombre que va a empezar a llamarse Reina, porque la familia considera que la palabra faja «tiene una connotación antigua».
2 comentarios
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Paco ha dejado el negocio en buenas manos. es y será siempre un crack del comercio. salud.
Con la tela que se hacían unas bragas cuando abrieron el negocio se hacen ahora 50 tangas. :D