Fábrica Piña & Grau es uno de los comercios emblemáticos de Palma. | Pere Bota

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La Fábrica Piña & Grau es uno de las establecimientos emblemáticos de Palma y así lo ha reconocido Cort, que data su fecha de creación en 1952. Fran Mayans, que forma parte del equipo de dirección de la Fábrica Piña & Grau junto con Joaquín Grau y Carol Fuster, explica que Josep Pinya y Josep Grau fundaron el negocio en la plaza Tagamanent. Posteriormente, se trasladaron a la calle Sant Bartomeu 11 y 5 -aunque eran socios, cada uno estaba en un local. En el año 1995 decidieron fusionarse también físicamente y ampliaron el negocio al número 7 de la calle Sant Bartomeu, donde siguen actualmente. Además, cuentan con una tienda en la calle Colom y en breve abrirán otra en el Forn des Panet.

Ahora está al frente del negocio la tercera generación, para quien el personal desempeña un trabajo muy importante, «no está de paso». «Piña Grau es un negocio donde impera más el cariño que el dinero», declara.

Los orígenes

El único de los fundadores que continúa vivo es José Grau. Fran Mayans asegura que ha aprendido mucho de su suegro, que comenzó arreglando cadenitas de oro y como tenía mucho don de gentes, le permitió ganar mucha clientela.

En los años 80 se produjo la explosión de la Fábrica Piña & Grau. En este sentido, recuerda que «fueron años muy buenos», en los que hubo una subida del oro brutal. Este negocio también ha sufrido la crisis económica, pero no de una forma tan acuciante como otros.

Respecto a los clientes, señala que los mallorquines «son muy fieles» y siguen comprando allí generación tras generación. En este sentido, muchos van a por los anillos de la boda y los pendientes de sus hijas, lo que hace que el personal de Piña & Grau tenga un vínculo muy especial con ellos.

En este negocio tienen miles de anécdotas, pero una de las que recuerdan con más cariño es la de un encargo que le hicieron para el encuentro de dos hermanos. Un señor encontró a su hermana que vivía en el extranjero y ella vino a Mallorca para conocerlo, él encargó a Piña & Grau una joya que se pudiese partir en dos para que cada hermano se quedase una cuando ella regresase a América. «Que confíen en nosotros es un orgullo», confiesa emocionada.

Los extranjeros que residen en la Isla también son clientes de esta reputada joyería, así como los turistas, que especialmente compran perlas, artículos mallorquines y diseños exclusivos, que se encarga de elaborar Fran Mayans. Entre sus clientes también hay personas muy conocidas, pero una de las normas es no dar nombres.

También trabajan mucho para empresas hoteleras

Uno de los secretos del éxito de Piña & Grau es que no tienen intermediarios y pueden poner «precios muy ajustados». «Al tener la materia prima nos adaptados a todos los bolsillos», comenta. Además, destaca que «mimamos mucho al cliente» y subraya que «tenemos la suerte de que vendemos ilusión y alegría».