La tienda de pinturas es hoy uno de los comercios emblemáticos de Palma.

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Dime qué y te diré cómo. Ese es el eslogan de Juliá Pintura y Decoración (antigua Casa Julià), y la filosofía de comercio que llevan practicando desde hace 70 años. Asesorar al cliente y darle una respuesta a sus necesidades es primordial para este negocio, que lleva en manos de la misma familia desde 1948.

Aunque a día de hoy es una tienda especializada en pinturas, en sus inicios disponían de un amplio surtido de productos. Lorenzo Juliá, el fundador del negocio, explica que «en los inicios de la tienda vendíamos artículos de droguería, ferretería, fotografía y productos químicos. Antes la gente se hacía las pinturas en su propia casa, y venían a comprar los componentes a granel. En los años 60, con la revolución industrial, ya comenzaron a venderse las pinturas manufacturadas».

Al principio, el local no estaba situado en la ubicación actual, sino que se encontraba en la Porta de Sant Antoni. Esta tienda, junto con otra que se ubicaba en Anselmo Clavé, se cerró hace unos años. El fundador cuenta que «cuando pusieron la zona azul y cerraron el centro de Palma, tuvimos que cerrar las dos tiendas también». Argumenta que «los pintores venían, cargaban la furgoneta y se iban. Ahora con la zona azul es más complicado».

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La evolución hizo que los Juliá se especializasen en pinturas. Actualmente lo que más se vende es pintura náutica, pero también tienen «pintura para particulares, venta al profesional, al por mayor, para los profesionales de hostelería y para decoración», explica Bartolomé Juliá, segunda generación y padre de los actuales directores.
Llorenç Juliá, uno de los actuales dueños, explica que «lo que mantenemos desde la apertura es la esencia del servicio a la antigua. La gente viene con una idea, y nosotros le asesoramos».

Los Juliá se muestran muy orgullosos de su surtido de productos. Explican que «los precios son los mismos que en las grandes superficies, pero tenemos mucho surtido y si necesitas más cantidad la pedimos. Hemos tenido de todo; la gente decía ‘si no lo encuentras en Casa Juliá, no existe’», explica Toni Juliá. Otro de los servicios que ofrece esta tienda es el de los talleres especializados. Cada poco tiempo organizan actividades para que los usuarios aprendan a utilizar los diferentes materiales que se venden en la tienda. Las convocatorias las anuncian en sus redes sociales.
A pesar de la crisis y del cierre de estas dos tiendas, en 2001 abrieron otro local, el más grande de la empresa, en el Polígono de Son Castelló, que es la razón de ser de Casa Juliá. En 2012, llegó a la dirección la tercera generación, y se hizo un cambio de imagen y de nombre: de Casa Juliá pasó a llamarse Juliá Pinturas. En 2016, se abrió una nueva tienda en Manacor.

El futuro lo ven con optimismo. Bartolomé explica que «cuando vienen gigantes hay que competir, profesionalizar la empresa tanto en producto como en gestión. La idea es no ser una simple tienda de barrio».