La segunda historia arranca con el asentamiento de La Veneciana en la calle Sindicat, 46. Con anterioridad había estado en la esquina de la calle Ferreries con Ballester, donde después estuvo Radio España, «pero allí cayó una de las primeras bombas de la guerra y los propietarios tuvieron que buscar otro local y se trasladaron a la calle Sindicat». Este local, como curiosidad, añade Pere, estaba cerrado después de que el Ajuntament de Palma 1936 retranqueara esta manzana de la calle Sindicat «porque era la parte más estrecha de la vía y cuando pasaba el tranvía la gente se tenía que meter en un portal para dejarlo pasar».
Con el tiempo, prosigue, «con mi abuelo trabajaba, como cajero, Cayetano Aguiló, uno de los hijos de los dueños de La Veneciana. Después entró mi padre, Pere Antoni Arbona Pizà, y empezó a trabajar con La Veneciana, a servirles género, y como los propietarios eran ya gente mayor al final, en 1952, mi padre se quedó con el negocio y ahí es cuando se juntan las dos historias». Se unifican la mercería y la tienda de tejidos pero se conserva el nombre de La Veneciana, ya muy conocido en Mallorca. El nombre de Arbona se mantiene justo enfrente, con la Llenceria Arbona. La familia compra en 1965 el local de Sindicat y abre La Veneciana Boutique, que se mantuvo hasta el 31 de diciembre de 2014, cuando «se cerró para centrarnos en la mercería».
Hacia 1989 Pere Antoni Arbona Femenia toma las riendas del comercio. En este mundo, afirma, «siempre hay algo que está de moda, antes el ganchillo o el bordado o ahora tunear las prendas, por lo que siempre hay motivos para actualizarse».
Asegura que «es un negocio bastante esclavo, hay que tener mucho género y personal –la Veneciana tiene 10 empleados–, es complicado y por eso las grandes superficies tienen lo fácil de vender y para lo difícil nos mandan a la gente a nosotros, porque la mercería pura y dura no les es rentable». El éxito de La Veneciana se constata con el continuo entrar y salir de clientes, tanto que hace treinta años que estos deben coger número para ser atendidos».
La clientela llega desde todos los puntos de Mallorca y «también entran extranjeros, a los que el comercio les llama mucho la atención». Tampoco les han faltado clientes conocidos, como Sara Montiel o la infanta Elena. Como novedad, están preparando la venta por internet. La clave para esta larga vida, admite Pere, es «mucha dedicación, trabajo, interés y especialización».
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Mira si seré vell que vaig vendre al teu abuelo, al teu pare i a tu. Sa familia Arbona ja era com a familia.