El político mallorquín Joan Mesquida. | Redacción Local

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Hay nervios en el PSIB porque son cada vez más insistentes los rumores de que Joan Mesquida, histórico militante socialista que abandonó el partido el pasado día de Pascua de Resurrección, podría pasarse a las filas de Ciudadanos a cambio de ser designado candidato a la Alcaldía de Palma por el partido de Albert Rivera. Mesquida nunca ha sido un autonomista acérrimo, el soberanismo le produce urticaria y ya se sabe que fue mano derecha de José Bono, tótem del ala más madrileñista del PSOE.

Pero el problema del PSIB es que no tiene a mano otro candidato que José Hila para Cort, un mimbre muy flojo para poder impedir que Mesquida le arañe votos caso de que se convierta finalmente en aspirante a primera vara de la capital. El PSIB se ha dormido en los laureles del poder en el Consolat. Cuando el año pasado Hila dejó de ser el alcalde por imperativos del pacto con Més, la cúpula que envuelve a Armengol tenía tiempo de sobra para buscar otro candidato para Palma. Alguien de peso que pudiera para trasvase hacia Ciudadanos exhibiendo un proyecto sólido de Palma, una visión seria de lo que ha de ser la capital del futuro. Pero han perdido un año y ahora ya empieza a ser demasiado tarde.

A José Hila podrían haberle contentado con un puesto de relumbrón en algún organismo público. Pero no se atrevieron. Lo hablaron en privado, cuchichearon mucho, pero al final se lo tendrán que comer con espinacas a la crema. La cabeza de la cúpula del PSIB estaba en otros sitios...pensando sólo en el futuro de Francina aunque dejasen descubierto el flanco de Cort.

En Més también hay tensión. La consellera Josefina Santiago les ha salido más respondona de lo que esperaba la dirección del PSM (alma de Més) cuando lanzó la candidatura de Miquel Ensenyat a la presidencia del Govern. Santiago, que sólo cuenta con el apoyo minoritario de Iniciativa-Verds y algún microscópico sector del propio PSM, sabe que tiene las primarias perdidas de forma inexorable ante Ensenyat. Pero en vez de poner el futuro de Més por encima de sus intereses de facción, está haciendo todo lo contrario. Exige meter a sus muchachos en las futuras listas electorales con ella de número dos al Govern caso de que las pierda. En el PSM no ven normal tanta resistencia numantina, tanta reclamación, tanta pose solemne. Santiago ya ha empezado a hablar de que «se pone en peligro el proyecto», largando las primeras indirectas pseudoescisionistas. Juega fortísimo, muy por encima del pequeño grupo que le da apoyo.

PALMA - POLITICOS - Fina Santiago, consellera

¿Quién tiene detrás?, ¿Con qué intenciones?, se preguntan en el PSM. ¿Qué pretende provocar?, se dicen unos a otros. Iniciativa, su formación, no es más que una escisión de Esquerra Unida, un partido por otro lado también de capa caída. ¿Cuáles son las cartas reales de Santiago? Tras los hechos de Catalunya, el PSM está seguro de que un mensaje soberanista, mucho más moderado que el catalán pero en la mima línea de dignidad, tiene posibilidades de obtener muchos votos. Por eso necesitan a un candidato como Ensenyat. ¿Hace otros planes Josefina? Esta es la incógnita. Dentro del PSM se da por seguro que Santiago era la candidata de Més favorita del PSIB. Habría adoptado un tono segundón que habría mantenido la actual correlación de fuerzas cuatro años más, con Armengol al frente. Pero con Ensenyat y la potenciación del nacionalismo las próximas autonómicas podrían tomar otro sesgo. ¿Está a gusto Santiago? Ahí estaría la clave de que empiece a hablar de fisuras en «el proyecto». ¿Mira a su derecha la consellera?

Aún queda mucho por aclarar de cara a los próximos comicios, con mucho voto en el aire y un ambiente que muestra cambios de mentalidad en segmentos significativos del electorado, hacia un lado y hacia el otro.