La delegada del Gobierno ha realizado declaraciones sobre la polémica de la judicialización de las ayudas al catalán. | Maria Salom (Twitter)

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La delegada del Gobierno en Baleares, Maria Salom, se considera «tan mallorquina, o incluso más, que la gente de Més», según ha dicho, refiriéndose al debate lingüístico suscitado por el recurso estatal contra las subvenciones de los ayuntamientos de Pollença y Capdepera a entidades que rotulen sólo en catalán.

La Abogacía del Estado recurrió esta decisión del consistorio pollencí, y Maria Salom respalda totalmente la intervención del organismo estatal.

«Estoy aquí para hacer mi trabajo y para hacer que se cumpla la ley, para que se cumpla la Constitución, el Estatuto de Autonomía y para que se cumpla la Ley de normalización lingüística. Y procuro hacerlo bien », ha dicho en declaraciones a los medios durante una exhibición organizada por la Policía Nacional en el Parc de sa Riera de Palma, con motivo de la Semana de la Administración Abierta 2018.

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«Ningún idioma puede prevalecer sobre otro, así lo marca la ley», ha insistido Salom, quien ha asegurado que «en el Ayuntamiento de Palma han puesto en marcha una serie de medidas en la contratación de empresas. Si una empresa aspirante presenta los escritos en catalán y el personal que trabaja en ellas habla en catalán tendrá muchos más puntos para ser contratada por la administración. Nosotros consideramos que no se cumple así la ley».

Salom considera que la presidenta del Govern balear, Francina Armengol, es «un poco radical» y «tiene la culpa de que este nacionalismo vaya en aumento». «Para ser presidenta del Govern permitió que Més lograra la alcaldía de Palma, aceptó que los nacionalistas gobernasen en el ayuntamiento de Palma y en el Consell de Mallorca porque ella quería ser presidenta. Es radical, lo dijo ella y efectivamente es así».

La delegada del Gobierno estatal también ha acusado a Armengol de tener «obsesión por el catalán». «Nos está llevando a una dinámica muy, pero que muy peligrosa», ha indicado.

Respecto a las discrepancias en el propio PP por este asunto, Salom se ha limitado a decir que «el presidente del Partido Popular hace su trabajo y yo el mío, y cada uno lo hace bien, cada uno en su ámbito. Mi obligación es respetar el ordenamiento jurídico y nuestras reglas de convivencia». «Estoy en perfecta sintonía con todos», ha concluido.