La empresa limpia una media de diez grafitis al día y desde enero ya ha quitado 1.200. | miquel a. cañellas

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Los actos vandálicos son destructivos por naturaleza y entre otras cosas cuestan dinero al bolsillo de los ciudadanos.

Uno de los actos más frecuentes son las pintadas o grafitis en la ciudad, que en muchos casos afectan al mobiliario o a los edificios públicos y en otros merman las arcas de comerciantes o comunidades de propietarios. Así, en lo que va de año, Emaya ha gastado cerca de 30.000 euros en limpiar pintadas y grafitis. Desde la empresa municipal se informa de que con esta finalidad se han realizado desde el mes de enero hasta ahora un total de 120 salidas de los equipos de limpieza, lo que equivale a 1.725 horas de trabajo y 27.110.72 euros de coste de mano de obra, combustible y uso del vehículo, un dinero que sale del presupuesto de limpieza de Emaya.

«Seguimos con un rendimiento medio de 10 pintadas limpiadas por jornada, por lo que si se han realizado 120 jornadas de limpieza supone que entre enero y mayo se han retirado 1.200 pintadas o grafitis», declara una fuente de la empresa. Durante el año pasado se realizaron 354 actuaciones y hacia el mes de mayo ya se habían contabilizado 130 actuaciones, «por lo que las de este año son cifras similares a las de 2017».

Emaya quita pintadas de mobiliario, espacios o paredes de edificios públicos, así como pintadas ‘de odio’ en cualquier ubicación, sea pública o privada. En cambio, no quita grafitis u otro tipo de pintadas en paredes de edificios privados, salvo las mencionadas, pues en este caso corresponde a los propietarios. Cuando se trata de edificios públicos protegidos, primero se tiene que realizar una consulta previa al departamento de Patrimonio del Consell sobre el método adecuado en cada caso para la retirada de la pintada.

Desde la empresa pública se detalla que una parte importante de las pintadas que se quitan están en contenedores o señales de tráfico, y que son más frecuentes en el centro histórico y en los barrios de Llevant. Emaya cuenta para este trabajo con dos equipos preparados y con un vehículo dotado de agua a presión. La actuación depende de la superficie en que esté el grafiti, sobre paredes normalmente se pinta encima, respetando el color de la pared, pero en otras superficies se actúa con plástico decapante y agua.