Tomás destaca que todo lo que venden es artesano y subraya que muchos de sus productos son elaborados en diferentes puntos de Mallorca. En este sentido, señala que cada vez hay menos personas que se dediquen a realizar estos artículos de artesanía. Sin embargo, algunos de ellos, como las senalles están de moda. «Las senalles son la estrella, ahora las hay de mil formas», explica.
Aunque ahora viven un buen momento, porque el centro de Palma está en auge y es de los más cotizados de Europa, no siempre ha sido así. En este punto, recuerda que en la década de los 80 lo pasaron muy mal cuando este barrio tuvo muchos problemas con la droga. «El barrio estaba tan degradado que muchas personas se fueron». Además, cuenta que muchos clientes le preguntaban si no tenían miedo de estar allí. No obstante, no dejaron de ir a comprar, pese a que les daba miedo.
La última crisis económica les ha afectado, aunque no en exceso; lo atribuye a que no venden artículos muy caros. Tomás sí señala que el Acire les está perjudicando, ya que muchos de sus clientes tienen problemas para llegar a la mimbrería. «Nuestros clientes mallorquines tienen problemas para llegar aquí por el Acire», lamenta. En relación a este aspecto, explica que incluso han tenido que readaptar su oferta de productos, porque tienen problemas para vender los más pesados. «Estamos condenados a que cierren el centro de Palma al tráfico rodado, pero uno se adapta y hacemos productos más pequeños». Los mallorquines representan el 50 % de su clientela; el 50 % restante son turistas.
Para Tomas la Mimbrería Vidal es su vida. «De pequeño venía aquí después de la escuela; pasaba más tiempo en la mimbrería que en mi casa». Lo mismo le ocurre a su padre, José, que pese a estar jubilado va muchos días a pasar un rato allí. En general, para toda la familia la mimbrería es mucho más que un negocio, es una forma de vida marcada por la tradición y las costumbres. Tomás recuerda con mucho cariño que su abuela le enseñó a hacer las rejillas de las hamacas, una técnica que conocen muy pocas personas.
5 comentarios
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Un centro sin coches es solo cuestión de tiempo, pero es indiscutible que va ser un duro golpe para todos estos comercios a los que no les queda más remedio que competir con otras empresas grandes y pequeñas a las que puedes llegar hasta la puerta y cargar el maletero del coche. Las ciudades del siglo XXI serán sin coches y estoy muy de acuerdo con ello, pero serán todas iguales y estarán llenas de franquicias extranjeras en vez de tener en sus calles estas tiendas que son las dan carácter al centro.
No comprendo cómo no se puede saber cómo se llamaba la mimbrería que había antes de llamarse Vidal, ni quién la regentaba, si la actual es de 1955, hace sólo 63 años. Muchísima gente de Palma aún en plenas facultades mentales deberían de acordarse perfectamente. ¿No hay algún abuelito o abuelita de la zona que se acuerde?
Increible que todavia haya gente con mentalidad del siglo XIX. El presente y el futuro de las ciudades punteras, modernas y 'sanas' es la de eliminar el trafico de sus calles. ¿Qué Palma queremos? Yo una en la que se potencie el consumo y el producto local, como la de este comerciante, pero pensar que los coches han de tener prioridades que mengüen el bienestar del peaton, la tranquilidad del residente y sean mas bien un problema y un incordio, como que no. Fuera los coches de una vez por todas. Hagamos de Palma una ciudad que envidien el resto de Europa, ya!!!
una de mis tiendas favoritas!!
Condenado? Ojalá se cierre el centro de Palma al tráfico rodado. Evidentemente excepto, ambulancias, policías y repartidores (a ciertas horas). Todo serían ventajas.