La Nit de Sant Joan reúne un año más a miles de personas en torno al agua y el fuego en la noche más corta del año, que celebra la llegada del verano. | J. Morey/ P. Pellicer

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La Nit de Sant Joan reúne un año más a miles de personas en torno al agua y el fuego en la noche más corta del año, que celebra la llegada del verano.

Una noche cálida, con temperaturas en torno a las 25 grados a las 22.00 horas, que animaron a grupos de amigos y familias a trasladarse a la playa para compartir cena y, en algún caso, realizar rituales para atraer a la suerte y ahuyentar de sus vidas las malas energías.

Cuenta la leyenda en que nació San Juan Bautista y lo hizo protegido por unas energías mágicas procedentes del solsticio de verano. Sea como fuere, la Revetla de Sant Joan se ha vuelto a vivir con gran intensidad. Can Pere Antoni, Ciutat Jardí, es Portixol, Can Pastilla o s’Arenal fueron algunos de los espacios que se llenaron de torradoras, música, cantos y velas (a veces protagonistas en alguno de los procesos de purificación).

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En la playa de Can Pere Antoni la noche fue espectacular. Miles de personas se reunieron en familia para celebrar esta fiesta tan especial. La música y el buen ambiente fueron los protagonistas de la noche; algunos con altavoces y otros con sus propios instrumentos le dieron vida a la velada. Otros aprovecharon la velada para celebrar cumpleaños y santos.

Aunque algunos optasen por la pizza, el plato estrella fue la carne y el pescado torrado. Tantas eran las torradoras que estaban activas que se creó un manto de humo que cubrió la playa y abrió el apetito de aquellos que aún no habían pegado bocado.

Entre música, risas, y una cena para chuparse los dedos, la noche de San Juan no ha defraudado. Una velada mágica con un objetivo común: empezar con buen pie el verano y pasar un buen rato junto a la mejor compañía.

Una noche en la ardió el Parc de la Mar y en la que no faltaron los tradicionales rituales.