El Horno San Antonio fue fundado en el año 1936 por Jaime Alemany Salvá. | M. À. Cañellas

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El Horno San Antonio fue fundado en el año 1936 por Jaime Alemany Salvá. Siempre se ha distinguido por las ensaimadas cocidas al horno de leña. Hoy día, el establecimiento mantiene el horno original, uno de los pocos, por no decir el único, que quedan en la ciudad.

Pasadas unas décadas la regencia del comercio quedó a cargo de las hijas de Jaime Alemany, Antonia y Juana María. Actualmente, junto a ellas trabaja también Jaime, hijo de Antonia. En 1988 se le concedió el título de Empresa de Oro a la calidad y servicio, un reconocimiento internacional. «Recibimos este galardón con gran satisfacción», asegura Mercedes Delgado, una de las tres dependientas y la que lleva más años, hasta 35, por eso no duda en asegurar que «aquí somos una familia». Sus compañeras son Maria Antònia Vidal, que lleva 9 años, y Sandra Escudero, con más de 20 en su currículum.

Esta larga trayectoria profesional del horno «no se hubiera podido conseguir sin el valiosísimo apoyo del personal», reconoce la dirección, como también «sin la fidelidad de nuestros queridos clientes». De este horno hay que destacar la actividad de panadería y pastelería tradicional y singular, ya que elabora sus panes, pasteles y sobre todo de ensaimadas de forma artesanal, empleando los utensilios tradicionales y las recetas antiguas de este oficio, manteniendo de esta manera viva la cultura mallorquina. Además mantiene la producción respetando el calendario tradicional y popular y elabora para cada época los dulces típicos, lo que permite el mantenimiento de las tradiciones culinarias.

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Para los vecinos de la zona es el lugar de provisión diaria de panes, galletas y otros dulces. Pero además una buena parte de sus clientes son los turistas nacionales, que adquieren desde hace décadas sus ensaimadas, «en especial la de cabello de ángel y la lisa», apunta Mercedes, para llevárselas a sus casas en las tradicionales cajas octagonales de cartón.

El horno ha ido aumentando con los años los tipos de ensaimadas que elaboran y hoy día se hacen de cabello de ángel, lisas, de chocolate, crema, nata, albaricoque, tajadas, almendra, nata y chocolate, trufa, crema por encima e incluso de pimientos si se encargan. Además en los últimos años han introducido la venta de otros productos mallorquines como quesos, hierbas o embutidos, también destinados al turista.

Mercedes explica que el motivo por el que el horno se ha mantenido tantos años es sobre todo «la calidad del producto y el servicio que se ofrece a los clientes, procuramos que la gente se vaya contenta». Reconoce que muchos comercios modernos y franquicias son una competencia, pero también sabe que «no ofrecen un producto de la misma calidad que los hornos tradicionales». Cuenta que «la gente nos dice que son más baratos pero que no hay punto de comparación con los productos realizados artesanalmente». Como anécdota recuerda que hace años venía personal de la Casa Real para comprar ensaimadas.