Irene Mbuyu en el estudio de radio de COPE Mallorca. | M. À. Cañellas

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Prepara las escaletas de los informativos, cubre todo tipo de informaciones y va a las ruedas de prensa como una periodista más. Pero hay algo que diferencia ligeramente a esta becaria de COPE Mallorca del resto de comunicadores y recién graduados que hacen prácticas. Y es que Irene Mbuyu (República Democrática del Congo, 1982) además de periodista, es monja.

Sus compañeros están muy contentos con ella, y en la redacción se mueve como una más. No ha tenido problemas por ir vestida con el hábito a las ruedas de prensa, pero reconoce que «cuando entro en la sala, hay un momento de sorpresa, aunque se disipa enseguida y no va más allá». «Creo que hay muchos estereotipos relacionados con el hábito», explica Mbuyu. «No sé la concepción que tiene la gente de la religión, pero se está avanzando mucho. Antes no era concebible todo lo que estamos consiguiendo».

Su historia de fe comienza de pequeña. «Estudié en un colegio religioso, pero nunca me imaginé que entraría en un convento. Tenía, como todas las chicas de mi edad, planes de futuro», asegura Mbuyu. Las religiosas siempre le llamaron la atención, «era como una inquietud», define. Lo que de verdad despertó su vocación fue «ver a las monjas de la Pureza trabajando en un hospital, me atrajo mucho». Tras este episodio, comenzó a estudiar Medicina en El Congo, a la vez que se veía a escondidas con las monjas. Mbuyu siguió este esquema hasta que en el año 2000, con tan solo 18 años, entró como aspirante al convento de la Pureza de María. «Pensaba seguir estudiando Medicina, pero en la congregación haces un voto de obediencia, y estás allí donde te necesitan». Por eso, dejó la sanidad a un lado e inició un camino en la docencia, llegando a dirigir un colegio en Camerún. Allí comenzó a entrar en contacto con los medios de comunicación: acudía a la radio a hablar de los proyectos en un centro de alfabetización en el que trabajaba, y le comenzaron a pedir artículos en medios locales.

En 2014 llegó a Mallorca, con sus primeros pasos en el periodismo ya completados, pero esta segunda vocación se cruzó de verdad en su camino gracias a las religiosas de la Pureza. «Me dijeron que la congregación necesitaba abrirse a la sociedad de una manera diferente, y que por qué no estudiaba periodismo. Así que como vivimos en el convento que está justo encima del Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez (CESAG), me lancé a estudiarla en esta universidad». Irene Mbuyu explica que, para ella, «los medios de comunicación son una buena manera de evangelizar».