Pepe García-Ruiz regenta hoy en día Gilet Oficina, en negocio fundado en 1903 por su bisabuelo. | Teresa Ayuga

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José Gilet Capó abrió Casa Gilet en 1908, un negocio de venta de máquinas de escribir en la calle Costa de Santo Domingo, era el representante en las Islas de la legendaria máquina de escribir ‘Underwood’. En 1943 siguió con el negocio su hijo Jaume Gilet y en 1952 inauguró un nuevo local en la calle Jaume II para empezar a vender muebles de oficina.

En 1960 el negocio se unificó y se concentró en un local más grande de la Avinguda Alemanya, donde se mantuvieron las dos líneas, la venta de máquinas de escribir y la de muebles y material de oficina, a las que más adelante se añadieron los productos informáticos; eran los representante de IBM en Balears.

En los siguientes años Gilet se fue expandiendo y abriendo tiendas en Ciutadella (1963), Eivissa (1964), Maó (1967), Inca (1981) y en Manacor (1988). Actualmente no queda ninguna, tan solo la de la Avinguda Alemanya y al frente del negocio están Francisca Gilet, nieta del fundador, y su hijo Pepe García-Ruiz Gilet, que lleva el día a día de la tienda.

Fue un local puntero en la venta de material de oficina y de su pasado destacó la visión empresarial que tuvo su fundador, que recorrió los pueblos de Mallorca para vender un producto, la máquina de escribir, que se terminó haciendo indispensable en las oficinas de todo el mundo durante buena parte del siglo XX. También hay que mencionar que los Gilet abrieron una academia y durante los años 30, 40 y 50 enseñaron mecanografía a muchas personas.

García-Ruiz Gilet reconoce que «los años 60 fueron el momento de mayor esplendor del comercio, coincidiendo con que los negocios empezaron a necesitar las registradoras y con un periodo expansionista como fue el ‘boom’ del turismo y después de la informática». La marca llegó a tener un centenar de empleados entre todas las tiendas y líneas de negocio.

Hoy día se dedican en exclusiva a la venta de mobiliario y equipamiento de oficinas, como mamparas fijas o cortinas. El producto más demandado son las sillas de oficina.

El bisnieto del fundador entró en el negocio en 2008, «el año de nuestro centenario y cuando ya se empezaban a ver signos de la crisis». En 2009, admite, «fue cuando las cosas realmente empezaron a ser muy difíciles y los siguientes fueron los peores años de la vida del negocio».

Pero Gilet Oficina resistió y García-Ruiz Gilet explica que «la forma de superarlo tuvo que ser volviéndonos pequeños, de los 13 o 14 empleados que había en 2008, al año siguiente éramos 7 u 8 y ahora somos 4. Mantuvimos la línea y nos replegamos al volumen necesario reduciendo gastos todo lo posible». Al final llegó la recompensa, «2016 ya fue un buen año y en 2017 estábamos estabilizados», cuenta. El futuro se ve con optimismo y el objetivo «es mantener lo que hay y mejorar nuestra web».

Con respecto a la competencia de multinacionales como Ikea, García-Ruiz Gilet lo tiene claro, «ellos tienen su mercado, pero con la calidad de los productos que vendemos no nos da miedo competir con ellos».