Éste fue el tono de la ceremonia dedicada a la memoria del periodista, presidente de honor del Grup Serra y editor de Ultima Hora. La iglesia de Sant Bartomeu de Sóller se llenó por completo pese al mal tiempo. La misa comenzó a las 20.30 horas. Dos horas después aún se daba el pésame a la familia.
El sentimiento de despedida a un gran personaje, a una persona fuera de lo común, estuvo presente en las intervenciones de todos los que subieron al altar para destacar su figura y su obra. Esta intensidad fue patente en los textos y plegarias leídos por los nietos del editor Aina, Margalida, Martina y Miquel, y en la elegía final compuesta y recitada por el párroco castrense Manuel Redondo.
También fueron muy emotivas las palabras de Paula Serra, hija menor del editor, cuando señaló los tres conceptos que hacen grande a una persona: «el saber decir por favor, perdón y gracias». Paula, que estaba junto a sus hijos Lluís y Pere, pronunció un canto a la vida en aquellos momentos de intensa pena, destacando «el empuje y la alegría de vivir que demostró mi padre a lo largo de su vida». Uno de sus hijos, de corta edad, no pudo reprimirse y lanzó un sentido grito de amor a la vida.
Las plegarias leídas por sus nietos Miquel Rullan, Margalida y Martina Serra fueron un canto a «la tolerancia», «el respeto», «la libertad», «la cultura», «el arte», «el lirismo» pero, sobre todo «a la libertad de expresión de los periodistas». A su vez, rogaron por una sociedad que se distinguiese por la ausencia de armas. También una de las plegarias fue una frase literal expresada muchas veces por Pere A. Serra: «Qué Déu doni de menjar al que té fam i fam al que té menjar». Aina Boyero, por su parte, leyó el salmo responsorial.
Bartomeu Català, en su homilía y en una posterior intervención, ya al final del funeral, dio la medida de lo que ha significado Pere A. Serra para la sociedad mallorquina. Destacó «su instinto», que tanto le distinguió como periodista. Pero será por «todas las cosas buenas que hizo a lo largo de su vida, por las que será juzgado cuando esté delante del Dios Padre». Català insistió en la capacidad de Serra «de escuchar a todos y de ayudar a los que podía».
Otro de los aspectos de la personalidad de Pere A. Serra destacado por Català fue «su faceta de padre de familia. El hecho de que reuniese cada domingo a sus hijos, nietos y familiares próximos en una comida que significaba el entendimiento entre todos ellos.
También es cierto que se molestaba si algún domingo fallaba un miembro de la familia. Eso demuestra la gran talla que tenía como hombre».
La misa funeral fue concelebrada, junto a Bartomeu Català, por los canónigos Joan Darder y Joan Bestard; Nadal Bernat, responsable de relaciones institucionales de la Iglesia de Mallorca; Marià Gastalver, rector de Sóller; Llorenç Lladó y Manuel Redondo, párroco castrense.
La intervención final del ‘pater' Redondo causó una especial emoción por su composición de la Elegía en la última hora de Pere Serra. En ella, entrelazó el canto a los naranjos de Sóller con la personalidad y talante existencial del periodista y editor.
Otra intervención fue la de Eduardo Gamero, presidente del Foment de Turisme, que leyó la carta de San Pablo a los Corintios, elegida especialmente por Tomeu Català.
De hecho, el mensaje bíblico referido a Pere A. Serra se centraba en la concepción del hombre como un emigrante en su propio cuerpo y en la liberación a partir de la muerte.
También el Evangelio de San Mateo, y su fuerza a la hora de comprender el empuje humano para conseguir el bien común a partir de la solidaridad y el amor a los hermanos, estuvo presente en el funeral. Frases de San Mateo fueron expuestas como máxima expresión del sentimiento de la justicia.
A su vez, Català conectó de manera absolutamente empática con la personalidad y la obra profesional y empresarial de Pere A. Serra al destacar el «amor por Mallorca, nuestra tierra y nuestra cultura», como otro de los valores sin los cuales no se puede comprender la personalidad del periodista fallecido. De esta manera, Català subrayó el motor íntimo y esencial que define la personalidad de Serra.
El acto de despedida simbolizó también el estilo de tolerancia y respeto hacia todas las ideas que tanto destacó en el talante de Pere A. Serra.
La ceremonia congregó a asistentes de todas las sensibilidades sociales, de diferentes partidos y organizaciones, y estilos de vida. Su tolerancia y aprecio por personas muy diferentes entre sí estaba presente en la iglesia de Sant Bartomeu.
Es más, tanto las plegarias como la homilía y las palabras de los demás intervinientes no fueron otra cosa que el reflejo de la personalidad de Pere A. Serra, como si él las hubiera escrito y los que estaban allí se limitasen a transmitirlas y a compartirlas.
Estos fueron los valores que estructuran el modo de ser del que fuera director de Ultima Hora, expuestos a lo largo de intervenciones que reflejaron su estilo, su legado y su ejemplo: «Empuje»; «no se cansaba jamás»; «tenía las ideas muy claras»; «adoraba a su familia»; «le encantaba estar acompañado por las personas que quería o apreciaba»; «supo amar y ayudar».
Català definió a la perfección a Pere A.Serra. Le conocía en profundidad y era consciente, por su experiencia personal con el Projecte Home, de que ayudó a otras muchas personas a lo largo de su vida. Y mostró su convicción de que Dios será generoso con Pere cuando destacó que «es por estas cosas por las que seremos todos juzgados. Al fin y al cabo, lo más importante que podemos dar de nosotros mismos es ayudar al prójimo».
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