Imagen de archivo de Jacint Cinto Planas i Sanmartí. | Archivo UH

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Este viernes se apagó en Palma la vida de uno de los periodistas que durante varias generaciones marcó estilo e influencia en la prensa mallorquina. Jacint Cinto Planas i Sanmartí falleció en Palma a los 84 años dejando en su haber una gran cantidad de entrevistas, reportajes y crónicas. Sus escritos tienen un sello característico, marcado por un estilo ágil y punzante, cargado siempre de intención.

Nacido en Barcelona en 1935 se trasladó a Palma a los nueve años. Su padre, Jaume Planas, era administrador de las empresas Roses-Tous. Esta proximidad con la familia propietaria de Ultima Hora permitió a Cinto iniciarse muy pronto en el mundo del periodismo. Era un adolescente cuando escribió sus primeras crónicas de boxeo de las veladas que organizaba su padre. Poco a poco fue ascendiendo en el escalafón. Tras pasar por Deportes se le asignó la sección ‘Día a Día'. Allí trazaba crónicas cotidianas y sociales, al igual que en ‘Gente en zapatillas', donde dibujaba el perfil de personajes de la sociedad mallorquina. Destacó en el género de la entrevista. Trató a personalidades como Jean Seberg, Romain Gari o Peter Ustinov.

Antonio Alemany, director de Diario de Mallorca, fichó a Cinto poco antes de la muerte de Franco. Su amigo del alma hasta el último día fue Pepín Tous, por aquel entonces director de Ultima Hora. La oferta de Alemany era tan suculenta, que el propio Pepín le animó a aceptarla.

En 1979 Cinto daría otro giro. Aceptó la oferta de Josep Melià, portavoz y secretario de Estado para la Información del Gobierno de la UCD, y se fue a Madrid. Allí estuvo dos años trabajando en el palacio de la Moncloa junto a otros mallorquines ilustres: Xisco Quetglas, Celestí Alomar y Guillem Puerto. Regresó a Mallorca para incorporarse de nuevo a la redacción de Ultima Hora, dirigida por Pere A. Serra, a sólo dos años de conquistar el liderato de la prensa balear. Fue entonces cuando mantuvo intensas refriegas con Alemany, por entonces director de El Día de Baleares, aunque nunca le citó por su nombre. Firmó secciones tan populares como Gente y elaboró los artículos editoriales del diario.

Cinto compaginó su trabajo de redacción con las corresponsalías de La Vanguardia, Destino, Tele Express, Triunfo y Associated Press, entre otros medios de ámbito nacional e internacional. También fue asesor de Bartomeu Company, propietario de las empresas de publicidad Grepsa, Malla y Continental. Se retiró en 2003. Antes, sin embargo, tendría tiempo para escribir en Diari de Balears y Diario de Mallorca de nuevo.

Cinto era una periodista nato, culé y también balearico, buen gastrónomo y siempre con un gran sentido del humor. Defendía ejercer la entrevista de oída, sin grabadora ni estilográfica con la que tomar nota. Así, sostenía, se conseguía un estilo más natural, más espontáneo.

Con la muerte de Cinto Planas desaparece un periodista de raza y parte de una época en la que el ingenio y la imaginación se ponían al servicio del periodismo para burlar a la censura franquista. Aunque tuvo, según comentó en su última entrevista, «buena relación» con los censores del Movimiento, también le tocó vivir su parte más amarga. «Mi relación con los gobernadores fue fácil hasta que llegó Carlos de Meer y Ribera, que era militar de Caballería. Tan beneit y del Movimiento era que un día dijo a sus colaboradores que encontrarían mi cadáver y no se conocería al autor del crimen. Me lo hizo pasar mal. Hubo pintadas con amenazas en mi casa», recordaba hace poco menos de un año Planas i Sanmartí, que nunca se quitó de la cabeza aquel episodio.

Que la tierra le sea leve.

El velatorio de Jacint Planas será este sábado, entre las 11 y las 13 horas, en el tanatorio de Son Valentí