Es un auténtico enamorado de los países asiáticos, los cuales visita con frecuencia. Miquel Bauzá, descendiente de sollerics, es en la actualidad el cónsul de España en la provincia china de Hong Kong y Macao. Antes lo fue en Pekín. Desde su punto de vista, «las protestas no tienen ningún tipo de paralelismo con Catalunya, no plantean la independencia de China; reclaman más autonomía».
¿Qué pasa en Hong Kong?
—Lo cierto es que se viven momentos muy revueltos. Las protestas empiezan con una ley de extradición planteada por el Gobierno chino, que ya ha sido derogada, por el asesinato de un hongkonés en Taiwán. La población consideró que coartaba el estatuto de la excolonia, basada en un país y dos sistemas. Todo este conflicto generó una reacción popular en la que las manifestaciones se han ido radicalizando. El momento más grave fue la toma violenta del Parlamento, así como de varias universidades y, por supuesto, el bloqueo del aeropuerto. Lo cierto es que no es sólo un movimiento estudiantil, la protesta es transversal.
¿Tiene alguna similitud con el movimiento del 15-M ?
—En absoluto. Insisto, se trata de una reacción popular muy variopinta y con intereses muy diversos. Entre los detenidos hay jóvenes de 12 años y personas de más de 70, no puede hablarse de una estrategia común organizada.
¿Se rechaza la incorporación a China ?
—Creo que hay ansiedad por lo que pueda ocurrir después de 2047. Se teme que Pekín quiera quemar las etapas de la integración de manera acelerada. Es un modelo que se quiere exportar a Taiwan como un modelo similar.
¿En este pulso quién vencerá?
—Pues el más fuerte. Creo que la solución está en el diálogo. En las últimas elecciones municipales de Hong Kong ganaron los partidos opositores a Pekín y sospecho que es consciente de que peligra su imagen exterior.
¿Se vulneran los Derechos Humanos, como denuncia EEUU?
—Pekín maneja la teoría de la conspiración extranjera. A mí no me consta. Hong Kong es una pieza más en la disputa geopolítica en la zona entre China y EEUU, básica en su guerra comercial.
¿Hay alguna relación de las protestas con lo que sucede en Cataluña?
—En absoluto. En Hong Kong no se plantea para nada la independencia de China, es una línea roja que nadie traspasa. La cuestión se centra en la autonomía de la excolonia británica. Para hacerse una idea, cualquier autonomía española tiene más capacidad de autogobierno que Hong Kong. Allí, por ejemplo, no hay sufragio universal. Por eso creo que las situaciones no son comparables; otra cosa es que se hayan copiado en Cataluña determinados comportamientos en las protestas, pero nada más.
¿Cómo se desarrolla la vida cotidiana en Hong Kong?
—En los últimos años ha cambiado a peor. Cada día hay que ver dónde está el jaleo, que se anuncia por la redes sociales. Los dos bloqueos que se hicieron del aeropuerto fueron un error que no han vuelto a cometer.
¿Peligra la economía de la zona?
—Hong Kong está en estos momentos en recesión, el Producto Interior Bruto ha caído un 1,3 por ciento en el último año, en parte por los aranceles impuestos por Estados Unidos y, por supuesto, por las protestas. Ahora hay un cálculo de déficit presupuestario que no existía. Los precios inmobiliarios son brutales y un 20 por ciento de la población (7,5 millones de habitantes) vive por debajo del umbral de la pobreza. Los precios de los alquileres son inasumibles; un piso de 60 metros cuadrados en un barrio normal puede costar un millón de euros. Además, la demanda turísticas y comercial ha bajado, los chinos ricos ya no quieren ir a comprar a Hong Kong. Lo único que no se ha resentido es el mercado financiero, tanto como entrada a China como en la zona asiática.
¿Habrá cambios políticos en China?
—A corto plazo no lo veo. Deng Xiao Pin ya dijo que el enriquecimiento no es contrario al socialismo, pero no pensaba en un cambio político; no se lo han planteado nunca. Es por eso que Pekín no entiende lo que ocurre en Hong Kong.
¿Hay que temer la expansión económica de China?
—Está claro que es un competidor económico directo de Europa que está entrando en sectores estratégicos. Lo que ocurre es que no hay bidireccionalidad respecto a las inversiones extranjeras en su país; funcionan con otras reglas y criterios.
¿Qué ocurre con Macao, apenas genera problemas y se encuentra en una situación similar a la de Hong Kong?
—Macao es el alumno que cumple, hay un clima social mucho más tranquilo. Para empezar sólo tiene 650.000 habitantes y con una estructura económica basada en el turismo y el juego. Baste decir que en la actualidad es la región más rica del mundo, su habitantes reciben cada año un aguinaldo de su gobierno regional.
Buena parte de su carrera profesional la ha desarrollado en los países asiáticos, ¿cuál es su atractivo?
—Es cierto que siempre he tenido atracción por Asia. Allí la gente es extremadamente amable y siempre te sientes bien acogido y, además, su riquieza cultural es increíble. Lo cierto es que estoy muy a gusto por allí. También es verdad que siento una especial predilección por la cocina asiática con alguna excepción que prefiero no confesar para no tener problemas. Por cierto, entre los destinos que he ocupado no figura ningún país de América Latina. También fui embajador de España en Estonia y cónsul en Moscú.
2 comentarios
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Idò jo si que hi veig paralelisme, l'hi diuen democràcia i no ho ès. Les institucions de l'estat, no respecten la voluntat popular.
Con Catalunya nada que no convenga a la sacra unidad de España tiene que ver: ni Escocia, ni Quevec, ni Hong Kong, el reco nocimiento internacional de Kosovo, Montenegro...sólo sí tiene que ver con la ETA, o con la Liga Norte y la xenofóbia, con eso cada día se compara