La misma fórmula, con variantes, se repitió en años posteriores: en 2007, en 2015 y en 2019. ¿Puede la experiencia balear servir para pronosticar qué ocurrirá con la coalición estatal entre PSOE y Unidas Podemos?
Personas que jugaron un papel determinante en aquel Govern de izquierdas –que fue apoyado desde el exterior por Unió Mallorquina– aportan algunas claves. En general, hay un punto de coincidencia: que fue un acuerdo pionero, que entonces todo estaba por hacer y que, ensayando diversas fórmulas, se ha llegado a lo que sucedió en las elecciones del año pasado: que la izquierda consiguió enlazar dos mandatos.
El socialista Francesc Antich, que fue presidente en dos ocasiones (en 1999 y en 2007) ve muchas similitudes con lo que ocurre estos días en clave estatal.
«También nos llamaban gobierno ilegítimo y describían un panorama catastrófico», recuerda el expresident.
«Además –añade–, nosotros teníamos en contra al Gobierno del Estado. Cuando los ministros venían a Baleares no acudían al Consolat de Mar, sino que iban directamente a la sede del PP».
La desaparición de UM
Lo que no recuerda Francesc Antich es «tanta dureza y descalificación ni este clima guerracivilista por parte de la derecha». Lo que había era mucha ilusión. Y en eso coinciden otros protagonistas de aquellos momentos. Todo estaba por hacer y, desde 1983, el PP (antes AP) había gobernado en las Islas.
Aquel Govern de 1999 lo formaron PSIB, PSM (que hoy es parte de Més), Esquerra Unida (EU) y Els Verds. El PP había ganado las elecciones y el pacto no hubiera sido posible sin el apoyo externo de UM. En aquella época, UM estaba interesada en el Consell de Mallorca y reclamó gobernar en solitario esa institución como si fuera una conselleria más.
Unió Mallorquina fue la protagonista absoluta de los dos primeros pactos de izquierda. El primero, porque se constituyó gracias a su apoyo después de rechazar las ofertas que le hizo el PP, tanto desde Balears como desde el Gobierno estatal; el segundo, porque en esos años estallaron varios escándalos de corrupción (Munar y otros líderes acabaron en la cárcel) y UM fue expulsada del Ejecutivo.
Tanto Antich como Eberhard Grosske (IU) –que entonces era edil de Cort– recuerdan la tensión de esa ruptura. A la larga, sin embargo, sirvió para romper el dominio de UM sobre la política balear. La izquierda no revalidó la mayoría y tuvo que esperar cuatro años en la oposición.
El tercer pacto de izquierdas tuvo poco que ver con los anteriores. El PP volvió a ser el más votado, pero la irrupción de nuevos partidos (Podemos por la izquierda; Cs por la derecha y el PI intentando ocupar parte del espacio del PP y de UM) modificaron totalmente la forma de hacer política en Baleares.
Francina Armengol, que presidió el Consell de Mallorca entre 2007 y 2011, logró en 2015 la tercera presidencia del Govern para el PSIB. El primer Govern de Armengol no se parece a ninguno de los dos anteriores. La actual presidenta defendió desde el primer momento que la ‘formula balear' podría extenderse a la política estatal. Esta semana, tras la investidura de Sánchez, Armengol ha destacado la coincidencia de las ‘hojas de ruta' del Gobierno estatal y autonómico: «Hemos sido pioneros y la mayoría de iniciativas que el Gobierno pondrá en marcha están vigentes aquí».
Juan Pedro Yllanes (Podemos), el vicepresidente del Govern, está entregado a la causa. «He hablado con Iglesias, que será vicepresidente y conoce muy bien las necesidades de Balears», aseguraba el viernes.
Han pasado 20 años desde el primer pacto. Un pacto que ya es el argumento de una novela, 4-E Els anys d'excepció. La escribió Jordi Bayona, un periodista que fue director general de Comunicación. Tiene algo de ajuste de cuentas. En aquella época, también los medios jugaron su papel. Lo recuerda así: «Me llamaba la atención que periodistas con un 10 % de información de lo que estaba pasando sacaban conclusiones como si lo supieran todo».
El día en que Grosske retiró el retrato del Rey y los medios estatales enloquecieron
En 1999, cuando se formó el primer Pacte de Progrés no existía Twitter pero eso no evitaba la polémica. Diarios estatales que apenas se habían ocupado de las Islas llevaron a sus portadas la «bofetada al Estado de derecho» y otras expresiones para referirse al acuerdo que se estaba alcanzando. Radios y tertulias se recrearon especialmente en un hecho: que Eberhard Grosske había sacado de su despacho del Parlament una foto del Rey. «En Balears ya tiran los símbolos del Estado por la ventana», dijo un tertuliano de radio. Déjà vu. Esa es la expresión que han utilizado varias de las personas consultadas por este diario.
5 comentarios
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La gente es lo que quiere. Por eso les vota. Todavía nos acordamos de Cañellas, Matas, Bauzá... y no han dejado buen recuerdo.
Y ya sabemos los resultados, no hace falta enumerarlos, que cada uno haga su lista.
De mal... A PEOR!!!
Si y cada vez ha sido un desastre....
Si, ya nos hemos dado cuenta, ya. Se ha convertido en una de las peores ciudades de España y la delincuencia no deja de aumentar. Una "delicia", vamos....