Tatiana Casado, presidenta de Ben Amics, posa en la UIB. | Pilar Pellicer

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Tatiana Casado (Palma, 1985) es la presidenta de Ben Amics desde hace escasas semanas. La entidad, que lleva años como principal entidad LGTBI, se dedica sobre todo a impartir formaciones a escolares y profesionales para fomentar el respeto y la tolerancia, algo que tiene muy buenos resultados. El traspaso de competencias de esta legislatura retrasa las subvenciones para formaciones, algo que preocupa al equipo de Ben Amics.

¿Qué tipo de contenidos dais en las formaciones?
El gran puntal de la asociación es la formación, ofertamos a diferentes niveles, por una parte en el nivel educativo formal, tanto en ESO como Bachillerato, en igualdad de derechos y diversidad, así como en respeto a las personas del colectivo LGTBI. También hacemos formación a profesionales. Este año, con la convocatoria que salió de la Conselleria de Igualtat se formó a gente de entidades locales y ayuntamientos. Eran 4.000 euros, pero contratamos a una persona a media jornada unos cuantos meses y conseguimos llegar a unos 12 municipios con 185 personas. Fue muy bien, pero de cara a este año todavía no saben como van a sacar la subvención, cuando lo harán... El año pasado se limitó a 4.000 euros por entidad, lo que nos limitó ya que podríamos haber llegado a más personas.

El año pasado se limitó la cantidad de dinero por entidad, pero quedó un gran remanente.
La cuestión es que lo limitaron para que el dinero pudiera llegar a más entidades, pero la cuyantía es tan pequeña que con 4.000 euros pocos puedes hacer. Hay muchos municipios a los que tenemos que llegar. No es fácil, y hay que decir que hay Ajuntaments que han hecho muchos esfuerzos para poder tener este servicio y esta formación. Es decir, agradecemos la subvención pero consideramos que nos hemos quedado muy cortas

¿Hay voluntad por parte de los Ajuntaments?
Sí, y hay municipios que nos han pedido formación y no hemos podido llegar, o contenidos que no hemos podido transmitir ya que solo teníamos cuatro horas.

Tras salir de una formación, ¿cuál es la sensación de los trabajadores?
Al principio salen sorprendidos. Al final, la formación redunda en la calidad de la atención. Un profesional que sea inclusivo y sensible a las diferentes necesidades de la ciudadanía podrá ofrecer mejor atención.

¿Se conoce el impacto de las formaciones que hacéis?
No hay ninguna investigación al respecto, aunque nos encantaría que a nivel autonómico se apostase por ello y que pudiéramos realizar algún estudio para evaluar el impacto de acciones como la nuestra en el conjunto de la sociedad. Si que estamos ultimando los datos de un estudio sobre jóvenes, referente a delitos de odio y riesgo de suicidio, y los datos no son alentadores.