Imagen de la escritora Marta Roqueta. | F. RESIDENCY

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Marta Roqueta (Barcelona, 1988) es la autora de De la poma a la pantalla (Pagès Editors), un ensayo sobre la definición de amor, sexo y deseo en un mundo digital. La escritora recalará este jueves en el Casal de les Dones para presentar su obra, y contará con la directora insular de Igualdad, Rosa Cursach, y la técnica de Igualdad del Ayuntamiento de Calvià, Sandra Sedano.

¿Cómo nace esta idea?
—Nace para explorar una cuestión entre el amor y la tecnología. Estamos acostumbrados al amor romántico, aquel familiar, entre parejas heterosexuales u homosexuales. Pero la idea del amor va más allá. Es una crítica a que el amor se ha utilizado para imponer una jerarquía.

Una crítica al amor normal.
—Sí. Nos imponen un amor institucionalizado, y creo que lo más revolucionario es querer en la práctica. Para entender esto, hay que poner el foco en todas las prácticas amorosas que quedan fuera de este sistema: la diversidad afectiva LGTBI, las razas y las personas con discapacidad física o mental.

En este sentido, ¿cree que se está haciendo un ‘mal' amor?
—Creo que el problema surge al imponer unas características determinadas para todas las clases de amor. Un amor como ente, para todos, como si tuviesen pautas o consejos. La sociedad debe entender que el amor es querer en la práctica. No existen un modelo global. Igual que San Valentín... es una imposición que no va bien para todo el mundo.

También habla de la media naranja. ¿Es una fábula?
—En el contexto actual sirve para divisar los géneros. Esa idea de que la mujer tiene que proveer amor y afecto a su marido para recibir más amor... Es una necesidad que nace del amor heterosexual, y que luego tuvo cabida en el amor homosexual. Sin embargo, ¿qué pasa con el amor bisexual? Ha sido tratado como un estado transitorio, una confusión y un vicio. El mito de la media naranja parte de una visión muy reducida que satisface las jerarquías establecidas.

¿Cree que esta ‘mala información' nace con la irrupción del capitalismo?
—Parte de que todas las dinámicas negativas se han comercializado: la pornografía, el machismo, el capitalismo o el racismo. Y aquí es cuando el mundo digital facilita todo este consumo de una forma fácil y rápida para generar impacto. Por ejemplo, la pornografía busca la corrida y ya. Estos conceptos vienen de una mirada masculina heterosexual blanca que denigra completamente a la mujer.

¿Cómo se tratará la idea del amor en el futuro?
—Como dice Bauman, habrá relaciones líquidas: de poca duración y que van orientadas a satisfacer necesidades, como consecuencia de las dinámicas de la sociedad consumista y capitalista. Pero también considero que es una gran oportunidad para reivindicar nuestra forma de querer y de vivir; y para rescatar las prácticas que rompen estos esquemas.