¿Cómo se puede acabar con el racismo en el lenguaje?
— El mensaje es que hay que intentar conciliar y buscar la forma de resolver el problema del lenguaje racista, cuando se trata de derechos humanos no hay que convertirlo en batallas políticas. El racismo y la xenofobia no pueden ser herramientas de márketing político, eso es una irresponsabilidad. Lo principal es intentar crear un marco de reflexión y a partir de ahí que todo el mundo escuche. Yo no voy a dar respuestas, no voy a intentar decir que es lo que hay que hacer, pero desde 2015 estoy dando conferencias y mi posición siempre es como mujer negra, como mujer migrante, como teórica y desde la experiencia vital como persona que ha recibido ese tipo de insultos o este tipo de agresiones o microagresiones. En definitiva se trata de hacer pedagogía y crear marcos de reflexión.
No todo el que usa una expresión racista es racista.
— Las frases o palabras que discriminan están cargadas de un contenido racista, básicamente por la historia, y son microagresiones aunque sean inconscientes, por eso se deberían eliminar. Cuando se utilizan en el lenguaje hay racismo. No es un corte a la libertad de expresión, pero yo tengo muy claro que en el mismo momento en que mi expresión puede ofender a otra persona tengo que pedir disculpas. Por eso quiero explicar el origen de las opresiones a través del lenguaje, de dónde vienen y cómo nos hemos construido socialmente para que estas cosas ocurran. Yo no le regalo los oídos a nadie, en ningún caso me permito ser servil porque yo siento mucha responsabilidad como feminista y mujer negra, pero también sé que el mensaje llega más cuando nos calmamos e intentamos hablar y comunicarnos. Si ya después de todo lo que explico se siguen cometiendo las mismas actitudes, pues ya es racismo puro y punto.
¿Cree posible que un día desaparezca el racismo del lenguaje?
— No es un problema que todo el mundo vaya entender de un día para otro, porque hay mucha gente que no tiene deseos de escuchar, pero creo que se resolverá este problema. Afroféminas ya tiene seis años y durante este tiempo he podido ver lo mucho que se ha avanzado.
¿El español cae en más expresiones racistas que otras lenguas?
— En todas las lenguas se da este problema del racismo, pero en países como Francia o Estados Unidos, por ejemplo, como estas cosas ya se entienden perfectamente el lenguaje se ha ido corrigiendo muchísimo más. Aquí, lo que falta es una conciencia de respeto al otro. España se siente muy blanca y piensa que los otros no existen o que están aquí de invitados, y eso significa que hay primacismo detrás y en el fondo.
Usted vive aquí desde 2007, ¿es España un país racista?
— Considero que España a día de hoy es un país racista, incluso la ONU ha hecho algunos señalamientos con respecto a España. Hay muchísimas agresiones e incluso en los colegios hay muchísimos problemas. Existe una gran vulnerabilidad para familias como la mía, porque cuando hay algún problema no sabes a dónde ir ni quién te va escuchar.
¿Las políticas que realiza el Gobierno en qué medida ayudan a las personas migradas?
— Las políticas de discriminación positiva disminuye mucho las cifras de exclusión en determinados sectores pero eso en España es ciencia ficción, porque aquí se parte de que no existe desigualdad y que yo como mujer negra y migrante si quiero emprender tengo que someterme a las mismas oportunidades que un hombre o una mujer blanca que quiera ser empresaria y no es lo mismo, no estamos para nada en la misma posición. Faltan muchas políticas de discriminación positiva para poder equilibrar.
¿Con la llegada de Vox aún vamos a peor?
— Personalmente, me siento muy decepcionada y enfadada con cómo se están planteando las cosas a nivel estatal, si la ultraderecha está subiendo es por la inacción y la irresponsabilidad de la izquierda. Vox ha utilizado un discurso facilón porque la izquierda no acaba de dar una respuesta.
¿Qué papel jugamos los medios de comunicación?
— Lo primero que tienen que hacer los periodistas es formarse en este sentido. Tiene que haber un compromiso profesional.