Los inicios de esta peculiar bodega se remontan en 2010. Los sifones del antiguo negocio, el servicio de vinos a granel y la atmósfera «de barrio» han caracterizado a este pequeño local, emplazado en la propia calle Santa Clara. «Siempre ha sido un punto de encuentro de mezcla entre mallorquines y otras nacionalidades. Al principio, la gente venía para rellenar sus envases de vino. Pero poco a poco, la zona ha ido sufriendo cambios», expresa Uta Gritschke.
Accesible
Uta arrancó el negocio con la idea de acercar la Part Forana a Palma a través de los vinos. «El lema siempre ha sido ‘un vino para todo el mundo'. No quería una tienda elitista. He mantenido el precio a los tres euros, aunque había gente que no entendía al principio que fuese tan barato». La propietaria destaca que, en los inicios, «había un buen negocio de este servicio en el barrio. Incluso apostamos también por los vinos ecológicos». No fue hasta 2016 cuando Gritschke experimentó la popularidad de la zona y sus precios excesivos, lo que provocó que la venta próxima al vecino desapareciese. Sin embargo, reconoce que gracias a la degustación de los vinos y vermuts y los pequeños eventos «he podido sobrevivir». La crisis sanitaria, finalmente, ha sido la puntilla definitiva para cerrar una etapa que Uta describe como «un sueño de antaño» hecho realidad.
De momento, asegura que no tiene en mente abrir otra tienda de vinos y vermuts, pero «guardaré los sifones porque nunca se sabe qué puede pasar», bromea. Su intención es irse de Palma hacia la Part Forana y apostar por la naturaleza y las visitas guiadas turísticas.
Uta Gritschke es una alemana con una estrecha relación con Mallorca desde los años 2000 de forma intermitente. Reconoce que «de esta última etapa en el local me quedo con la alegría, el entorno agradable y su magia».
12 comentarios
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Esos sitios son caros..no nos engañemos.
Palo con sifón...Vaya palos daban por cierto.
Es una pena, íbamos con mi marido cuando podíamos y era una referencia para ir a tomar vinos y cavas con amigos o con familiares cuando llegaban a la Isla.
al fin de al cabo siempre ha sido asi unos lo dejan y otros lo cojen la vida continua.
Els polítics han matat el petit comerç de Palma
Los negocios no viven de likes viven de clientes que pagan.... no hay clientela.... no hay negocio.... De todas formas me quito el sombrero por una "dama valiente" que ha montado un negocio y lo ha llevado 13 años que se dice pronto.. Suerte y disfruta de la tranquilidad, te lo has ganado.
Sa Calatrava se está convirtiendo en una defunción, un lugar para que paseen los miles de cruceristas pero que se está volviendo inhabitable para los que toda la vida hemos vivido aquí, generación tras generación. Ningún gobierno municipal, nos ha respetado nuestro derecho a vivir como los demás barrios y vecinos de Palma. Somos como quien tiene un coche de 1930, se pasa todo el día dándole brillo, pero no puede ir con él a ningún sitio porque no es práctico. Hace 35 años, Teresa y Bárbara, junto a los vecinos, echamos a los narcos del barrio; ahora el ayuntamiento nos está echando a nosotros. Sa Calatrava es ya sólo un barrio bonito, como bonitos son los cementerios. Sin comercio. Por cierto, mi más sonada pitada a la gestión de los accesos, restrictivos hasta lo incomprensible con los que habitamos aquí, y generosos con los que vienen de visita. Lo mismo le pasa a la Sifoneria. Y mañana también pueden hacerle un reportaje a la panadería de delante, porque también se traspasa.
claro...ahora resulta que a todo el mundo le da pena...era un sitio mágico...pues tanto no iríais cuando ha tenido que cerrar.
Que lástima. Era un rincón mágico. Ya en su primera etapa como Sa Sifoneria era genial. Menudas fiestas se montaban allí. Y en la actualidad era un sitio perfecto para ir a tomar un vermut o un palo con sifón con toda tranquilidad. Ese barrio perderá parte de su encanto con su cierre.
Una verdadera lástima. Uta es una gran persona. Mucha suerte