La propietaria Uta Gritschke muestra el interior de la bodega, cerrada desde el 6 de junio. | Jaume Morey

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Es la crónica de una muerte anunciada. Después de cuatro años luchando por mantener con vida una de las pocas tiendas de vinos y vermuts con estilo arcaico y con tradición mallorquina, Uta Gritschke ha cerrado las puertas de su Bodega Santa Clara (antigua Sifoneria de Intersecció Art), ubicada en el barrio de sa Calatrava, en pleno Casco Antiguo de Palma. «Estoy contenta con la decisión, aunque el virus ha dado el último impulso para finalizar esta etapa», compartió la propietaria –alemana pero afincada en Mallorca desde hace 13 años– en Facebook a finales de mayo. Ahora su idea, cuenta, es dejar por un tiempo el negocio de los vinos para dedicarse de pleno a las plantas y las visitas guiadas.

Los inicios de esta peculiar bodega se remontan en 2010. Los sifones del antiguo negocio, el servicio de vinos a granel y la atmósfera «de barrio» han caracterizado a este pequeño local, emplazado en la propia calle Santa Clara. «Siempre ha sido un punto de encuentro de mezcla entre mallorquines y otras nacionalidades. Al principio, la gente venía para rellenar sus envases de vino. Pero poco a poco, la zona ha ido sufriendo cambios», expresa Uta Gritschke.

Accesible

Uta arrancó el negocio con la idea de acercar la Part Forana a Palma a través de los vinos. «El lema siempre ha sido ‘un vino para todo el mundo'. No quería una tienda elitista. He mantenido el precio a los tres euros, aunque había gente que no entendía al principio que fuese tan barato». La propietaria destaca que, en los inicios, «había un buen negocio de este servicio en el barrio. Incluso apostamos también por los vinos ecológicos». No fue hasta 2016 cuando Gritschke experimentó la popularidad de la zona y sus precios excesivos, lo que provocó que la venta próxima al vecino desapareciese. Sin embargo, reconoce que gracias a la degustación de los vinos y vermuts y los pequeños eventos «he podido sobrevivir». La crisis sanitaria, finalmente, ha sido la puntilla definitiva para cerrar una etapa que Uta describe como «un sueño de antaño» hecho realidad.

De momento, asegura que no tiene en mente abrir otra tienda de vinos y vermuts, pero «guardaré los sifones porque nunca se sabe qué puede pasar», bromea. Su intención es irse de Palma hacia la Part Forana y apostar por la naturaleza y las visitas guiadas turísticas.

Uta Gritschke es una alemana con una estrecha relación con Mallorca desde los años 2000 de forma intermitente. Reconoce que «de esta última etapa en el local me quedo con la alegría, el entorno agradable y su magia».