Imagen de archivo de cuando se cerró y limpió la planta de UCI para pacientes con COVID-19. | M. À. Cañellas

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Si las Urgencias de Son Espases se colapsaron la semana pasada, este fin de semana ha sido el turno de Son Llàtzer. Este lunes a mediodía 44 pacientes esperaban un ingreso en planta y sólo se había encontrado solución para 18 de ellos pues se dieron 15 altas y se derivó a tres pacientes a un centro sociosanitario.

El problema no es el repunte de casos de COVID-19 pero sí está relacionado con la pandemia. Y es que en verano el personal sanitario está llamado a disfrutar de sus vacaciones y se aprovecha para cerrar camas. En Son Llàtzer se ha clausurado la 1D y el resto han pasado de 36 a 24 camas. Una medida totalmente reversible si se da la necesidad. El caso es que cuando se ha dado (el sábado la situación en Urgencias también fue crítica) no han encontrado personal sanitario para reforzar el servicio.

No sólo están de días libres, también «se han contratado a muchas enfermeras para rastrear y tenemos a 6 o 7 en vigilancia activa», explica el gerente del Hospital Son Llàtzer, Xisco Marí, así que: «no hay personal de enfermería en el mercado para contratar», añade. Es más, el Sindicato de Enfermería, SATSE, asegura que se ha agotado la bolsa única de empleo.

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Mientras no se puedan abrir camas la solución pasa por dar altas médicas o derivar a centros sociosanitarios pero el margen es muy pequeño. La gerencia de Son Llàtzer ha considerado solicitar al IB-Salut que se cambie el perfil de rastreadoras para así liberar a estas profesionales, ya que hay más de 155 dedicadas a la búsqueda y vigilancia de contactos estrechos. «Todo lo que podamos hacer para abrir y aliviar lo haremos», insiste el gerente.

La afluencia de enfermos es la normal, indica Marí, pero «los pacientes COVID no paran de entrar y son los únicos que todavía tienen cama de ingreso en planta», rebate Chari Meira, delegada del SATSE, quien advierte de que en la UCI «está yendo gente joven».

El personal sanitario que trabaja en el hospital pide refuerzos. El Sindicato SAE de técnicos de enfermería asegura que la actual plantilla es insuficiente para atender zonas como la de críticos respiratorios, aunque lamentan que la falta de personal se repite en varias unidades. Así pues, en Son Llàtzer se hacen malabares para mantener la actividad asistencial y quirúrgica ordinaria mientras se sigue conteniendo la pandemia.