Uno de esos agujeros negros que los físicos harían bien en estudiar es el Mercadona de la plaza del Obelisco. La puerta que da a Cardenal Reig queda fuera de esa línea trazada por la Conselleria de Salut. La entrada de la calle Pablo Iglesias queda dentro. ¿El Mercadona está confinado o no? ¿Ese supermercado es de uso exclusivo de los que han quedado dentro? ¿O los que están fuera pueden tomarlo a la fuerza y defender el fuerte?
«Digo yo que la gente tendrá que ir a comprar porque somos un servicio de primera necesidad. Me imagino que todo el mundo podrá venir, pero tampoco podemos pedir una placa de identificación a todos los clientes», dice uno de los empleados. No había música de ambiente sino un runrun entre clientes y trabajadores que sonaba a confinamiento, Covid, mascarilla, PCR... Esa ha sido la canción del verano. «Esto es increíble», decía una jubilada a otra, analistas a pie de calle de la coyuntura. «Uno ya no sabe ni lo que tiene que hacer», prosigue el empleado de Juan Roig, que añade que «ya les hubiera gustado a muchos sanitarios tener al principio de todo la cantidad de material que teníamos nosotros». Dos mascarillas al día proporcionadas por la empresa y «mucha protección desde el principio. Aquí no ha habido focos».
Francina Armengol ha confinado a Pablo Iglesias. La calle, que no al líder socialista ni al actual vicepresidente. La presidenta ha confinado a una parte de esta larguísima calle y ha alborotado la intendencia de la zona. En el lado confinado, la cervecería artesana Adalt ya cuenta con un Plan B pocas horas después del anuncio. «Hemos creado un pack de cervezas con reparto a domicilio gratuito», cuenta Sebastià Barceló, que precisamente hace diez días «me mudé de Bunyola a esta zona». Vuelve a hacer las maletas para que su hija de dos años y medio esté desconfinada. Para el negocio, en cambio, es un desafío: «Fabricamos cerveza, intentaremos vender a otros bares».
En el bar Venecia, mientras Arguiñano cocina en una televisión de tamaño bíblico, se despachan menús del día entre vecinos. «Me ha tocado. Estoy enfadado, no voy a poder dar cenas y de aquí dependen once familias. Igual tendré que hacer un ERTE. Habrá que verlas venir», dice Ramón Sánchez, su propietario. En esta pedrea callejera ha fuera Buffet, un local de comidas preparadas conocido por sus pollos asados y sus menús, pero sufre el recorte de clientes confinados. «Estamos preocupados», dice Miquel Sureda.
En la calle Jaume Balmes, Rafael Bartel, del gimnasio Fit Project, admite con estupefacción que «no sé si estamos dentro o fuera. Me estoy enterando por los medios que venís a preguntar». Al final confirma que tendrá que cerrar.
Fuera se ha quedado Ribes & Casals, la tienda de telas lugar de peregrinación de aquellos que buscan material para mascarillas, que ya es el 30 por ciento de la facturación: «El 5 por ciento de nuestras ventas es de mascarillas y el resto es de telas para el hogar: la gente está haciendo muchas mejoras en casa», dice Óscar Otero, responsable de la tienda. En la acera de enfrente queda un territorio que se supone no deben pisar. En esta Palma distópica, el muro invisible se alzará esta noche a las diez.
15 comentarios
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Es un toque de queda o ley marcial por clases sociales y las zonas mas pobres tiene mas restricciones ,así la policía lo tiene mas fácil para controlar las zonas mas conflictivas UN MUNDO FELIZ aldous Huxley ,se divide en 5 grupos la sociedad los alfa, beta ,gama, delta y por ultimo los épsilon
Muy buen artículo!!!!
Sugerentes titular y texto de una firma lúcida e imprescindible en UH.
Algo efectivo seria controlar bien a los positivos para que no salgan, restringir a 5 las quedadas, y que todo el mundo lleve mascarilla. Pero en toda Mallorca, no en laberintos de calles absurdos y sin justificación demostrada. Bajo nivel político.
CONFINAMIENTO YAAA!!!!
Nada sirve para algo..todo empeora porque estamos en un laberinto en el que nadie sabe su salida, si es que la tiene... todos somos responsables en una u otra medida de lo que vivimos y viviremos.... futuro distópico, quizás lo merezcamos como especie, no sé...
No hay mal que por bien no venga, ahora los limpiaran ya que con el covid no los veo desinfectar en toda la jornada, són un foco de virus
Xisquete, rey, consulta la RAE que no viene mal: 1. adj. Dicho de una persona: Condenada a vivir en una residencia obligatoria. U. t. c. s. 2. m. y f. Der. Persona que sufre la pena de confinamiento
No se exactamente la cantidad de gente que pueda vivir en Son Gotleu, 10.000, 15.000? Hay 44 que dieron positivo con PCR, no que estén enfermos, no es ridiculo que se tenga que cerrar un barrio. Es hora que la gente despierte.
Señores ni caso al confinamiento.Si el confinamiento no está respaldado por TSJIB.La señora Armengol no tiene postestad para prohibir derechos fundamentales constitucionales.